Desde 1995, se perdieron 19.041 pero aún restan computar los que
desaparecieron este año, con la profundización de la crisis del sector.
Sin embargo, la producción va en alza. Hay gran concentración.
La crítica situación que la lechería
viene atravesando en la Argentina sigue sin encontrar una solución de
fondo, lo que sostiene las protestas de los tamberos y entidades que los
representan, especialmente en Córdoba y Santa Fe, las dos principales
productoras del país y que juntas cuentan con la mayor cuenca lechera de
Sudamérica.
El cíclico problema del sector tiene
números contundentes: en los últimos 20 años la Argentina pasó de tener
poco más de 30 mil tambos a sólo 11.600 el año pasado. Sobre esa cifra,
las entidades del campo aseguran que hay que descontar muchos que se
cerraron en lo que va de 2016, con la profundización de las dificultades
por el derrumbe de los precios y la escalada de los costos.
Sin embargo, la producción en litros de
leche no decayó, por el contrario: pasó de 6 mil millones de litros en
1995 a más de 11 mil millones este año. Eso evidencia que casi se
duplicó la cantidad de litros con un tercio de los tambos, lo que
implica que se produjo una fuerte concentración en el primer eslabón de
la cadena.
Esta es una de las conclusiones del
último trabajo de investigación que realizó la Fundación Fada, y que hoy
a las 15.30 presentará en la Comisión de Agricultura del Senado de la
Nación junto a una serie de sugerencias para tratar de revertir la
tendencia de achicamiento del sector.
Según el informe “Propuestas para el
sector lechero”, parte de la complejidad del sector lechero tiene que
ver con la característica de mercado imperfecto que desarrolló la cadena
láctea en nuestro país. Esto refiere a la alta concentración que se da
tanto en el tambo como en la industria.
Según el economista de Fada, David
Miazzo, “desde 1995 hasta 2015 hay 19.041 tambos menos, es decir que es
como si perdiéramos 952 tambos por año, casi mil desaparecen al año”.
Para Miazzo, “hay que lograr mayor
eficiencia para que nuestros tambos dejen de desaparecer. Para ello hay
una serie de medidas que necesita este sector para mejorar su
funcionamiento”.
En la industria, la concentración
también es profunda: de mil empresas lácteas, sólo 4 concentran el 40%
del procesamiento de leche. Además, también presenta un problema de
eficiencia como en el área tambera, ya que hoy un operario produce mil
litros de leche al día, cuando el promedio ideal es de 2.500 a 3.000
litros por empleado.
Según Nicolle Pissani Claro,
investigadora de Fada, las características del producto, que al ser
perecedero obliga a la entrega inmediata más allá de las condiciones, y
también la volatilidad de los precios y cuando suben los precios en el
mercado internacional, esto no se traduce en una mejor paga en el
mercado interno.
De acuerdo con el informe de Fada, otro
ítem de problemas cruciales es el que alude a que es un mercado no
institucionalizado y poco transparente. “En la relación tambo-industria
casi no existen los contratos y tampoco precios pizarra o de referencia
en tiempo real. La mesa de productores lecheros de Fada declaró que es
muy alto el perjuicio que les genera el hecho de que no se establezcan
las fechas y montos a pagar en el momento lógico: ‘Tenemos que entregar
la leche sin saber cuántos nos van a pagar’”, explica el informe que hoy
presentarán en la Cámara Alta del Congreso.
Propuestas. El estudio
de Fada propone algunas soluciones para las problemáticas que arrastra
la cadena láctea. Entre ellas menciona los precios de referencia.
Según Miazzo se proponen dos sistemas
simultáneos: por un lado, generar un “precio teórico” de la leche de las
industrias en base a datos de precios de exportación, de góndola y
estructuras de costos.
Por otro lado, se impulsa un precio de
referencia o “pizarra” en base al mercado de la leche cruda. Este valor
deberá estar diferenciado por zonas de producción (cuencas), estándares y
condiciones de entrega y pago, y la publicación debe ser en tiempo real
y de libre acceso.
Con respecto a los contratos, Fada
propondrá hoy “que la compra-venta de leche cruda se realice con
contratos que garanticen el cumplimiento de las voluntades de las
partes. Esto le dará transparencia, previsibilidad, e institucionalidad
al mercado. Para operar con contrato se necesita una estandarización de
la leche para lo que se propone utilizar la reciente publicación del
Ministerio de Agroindustria de los parámetros de referencia para la
producción de leche”.
También, y tal como lo señaló el
ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile en su paso por Río Cuarto,
Fada impulsa la creación de un fondo anticíclico. El aporte se
realizaría en función de los vaivenes del valor internacional, el cual
se basa en el precio de la leche en polvo y el tambero haría uso en
época de crisis. Tiene el fin de aliviar al productor en momentos de
rentabilidad negativa, evitar el cierre de tambos y asegurar el
suministro de materia prima a las industrias.
En cuanto a las exportaciones, Fada
afirma que “no puede pensarse un proceso de crecimiento de la lechería
si no es a través del mercado externo.
Para ello son centrales dos acciones:
desarrollar mercados internacionales con una agresiva estrategia
comercial y sanitaria para ampliar los mercados internacionales para
toda la gama de productos lácteos; mejorar la competitividad del sector,
trabajando desde programas de mejora e inversión en tambos, caminos
rurales transitables e inversiones e incremento de la productividad en
las industrias lácteas”, concluyó la Fundación.
Fuente: Diario Puntal - Autor: Gonzalo Dal Bianco.