Un golpe al proteccionismo

Jorge Castro

El referendo británico que decidió abandonar a la Unión Europea (UE) es el primero y más profundo acto de ruptura del mayor de los procesos de integración regional surgidos en el mundo después de 1945; y ha ocurrido en una de las dos bases fundamentales –la otra es Estados Unidos/Canadá- del sistema de gobernabilidad mundial constituido en la Guerra Fría (1948 /1991) para enfrentar a la Unión Soviética con el liderazgo norteamericano.
 
El proyecto europeo no respondió a un impulso económico o comercial, sino estrictamente geopolítico. Su objetivo era doble, y se realizó en un mismo movimiento: contener a la Unión Soviética, excluyendo a los partidos comunistas de la posibilidad de conquistar el poder político en Europa Occidental, especialmente Francia e Italia, y reintegrar a Alemania al concierto regional, el ex-Tercer Reich.
 
Por eso la Unión Europea no es una zona de libre comercio, sino una unión aduanera destinada a enfrentar a terceros países, centralmente controlada por una burocracia supranacional situada en Bruselas.
 
Este rasgo constitutivo ha convertido a la UE en el principal reducto del proteccionismo en el mundo después de la caída de la Unión Soviética (1991), con tres bastiones fundamentales de tarifas y prohibiciones.
 
El primero es la política agrícola común (PAC), que fija una tarifa de 18% para las importaciones agroalimentarias, sumada a prohibiciones especificas (granos producidos con semillas genéticamente modificadas/GM), que discriminan las exportaciones de alimentos de Africa y América Latina.
 
La PAC fue una de las dos condiciones que planteó De Gaulle para incorporar a Francia a la Unión Europea –la otra fue disponer del arma nuclear-, y la consideró “constitutiva” de la unidad europea y razón excluyente de la participación francesa.
 
El segundo bastión del proteccionismo europeo es el arancel externo de 10% destinado a proteger la industria automotriz regional de la competencia extranjera. El tercero es un arancel exterior de 3%/4%, cuyo único objeto es separar al mercado regional del global.
 
Esta es la razón por la que más de dos tercios del comercio regional es intercambio intraeuropeo, no con la economía mundial; y Alemania es el único país de la región que realiza la mayor parte de su comercio internacional fuera del marco de la UE, sobre todo con Asía y América Latina; y casi la mitad de su producción automotriz se realiza en China, no en la República Federal Alemana.
 
La ruptura de la Unión Europea provocada por el referendo británico abre nuevas posibilidades para conformar un sistema de comercio internacional más abierto y competitivo, e implica un retroceso para el proteccionismo en el mundo.
 
El canciller brasileño José Serra ha sugerido la conveniencia de que el Mercosur inicie negociaciones para un acuerdo de libre comercio con Gran Bretaña después del Brexit.
 
Es que esta región es una de las principales plataformas de producción de proteínas vegetales y animales y tiene grandes oportunidades en el escenario que ha surgido a nivel mundial y que exige un nuevo pensamiento estratégico.