Por qué se demora el derrame del agro sobre el resto de la economía

Un informe del Ieral de Fundación Mediterránea analiza algunos aspectos que no permiten una mayor explosión del sector agropecuario.

Con las quitas y bajas de retenciones, la devaluación del dólar y la eliminación de los cepos a las exportaciones, el Gobierno apostó un pleno a que el sector agropecuario lidere la recuperación económica argentina, al punto de que el presidente Mauricio Macri repite regularmente que es “el motor de la economía”.

Sin embargo, si bien ya hay indicadores que muestran el impacto de las mejores perspectivas para el agro, como el fuerte aumento en las ventas de camionetas y de máquinas agrícolas, el derrame por ahora está llegando sólo por goteo.

Según un informe elaborado por los economistas del Ieral de Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre, son varios los factores que impiden un aporte aún mayor del campo.

Márgenes: mejor, pero no tanto. Un primer aspecto que analiza este documento es que, si bien los márgenes agrícolas han mejorado en relación a la última campaña, todavía están lejos de los de los mejores años del agro, una década atrás.

Esto fue planteado también por el socio gerente de Zorraquin+Meneses, Teo Zorraquin, durante la última jornada Soja con Sustentabilidad, al afirmar que "volvieron los márgenes positivos, pero normales"; mientras que la Bolsa de Cereales de Córdoba advirtió sobre un deterioro en la relación insumo-producto.

“Hay que advertir, en primer lugar, que si bien ha mejorado la ecuación de los productores, el negocio agrícola se está ubicando en niveles similares (midiendo márgenes en poder de compra interno) a los observados a los del período 2011/2014, muy por debajo de los registrados en los años 2002/2008”, destaca el documento del Ieral.

Esto complica la posibilidad de ampliar las zonas productivas y generar un aumento significativo en la cosecha. “Si bien los márgenes agrícolas se han recuperado, no parecerían estar en niveles suficientemente altos como para poner en producción nuevas zonas con potencialidad, las que en general se ubican lejos de los puertos (por ende con alta incidencia de costos de transporte y logística) y cuentan con condiciones productivas menos favorables que las de la región pampeana”, advierten los investigadores.

Clima. Los excesivos niveles de precipitaciones provocadas por El Niño demoraron hasta niveles inéditos en la historia las cosechas de soja y maíz, afectando la calidad de estos cultivos y por ende, también, su comercialización.

Precios, en baja. Otro viento en contra para el impulso que traía el agro con el recambio de gobierno han sido los precios internacionales, que si bien amagaron a subir con fuerza en junio, finalmente en los dos últimos meses no han parado de retroceder.

“Actualmente el mercado internacional está dando algunas señales que generan cierta preocupación, en función que los valores esperados para el ciclo 2016/2017 vienen retrocediendo, si bien de manera lenta, en forma continua, en particular en cereales. Considerando los principales cultivos implantados en la pampa húmeda (trigo, maíz y soja) la plaza Chicago muestra ajustes del orden de -15 por ciento, -19 por ciento y -5 por ciento, respectivamente, desde el mes de junio”, afirman Garzón y Torre.

Esto lógicamente afecta los márgenes que, como se mencionó, han mejorado pero no a niveles tan atractivos. En ese sentido, los economistas recuerdan el Monitor Agrícola recientemente presentado por el Ieral junto al Ministerio de Agricultura, que sólo le da mejores márgenes a un planteo de rotación con trigo y soja de segunda.

Herencia pesada. Hay que recordar que el sector agropecuario viene golpeado tras años de destrato y políticas que lo desfavorecían, lo que provoca que la mejor rentabilidad que se logra actualmente se destine a recomponer capital de trabajo o cubrir necesidades financieras. “Son factores que postergan el impacto multiplicador de la recuperación”, resume el informe.

Asimismo, estas medidas desfavorables hicieron, desde la perspectiva del Ieral, que el campo pierda participación en la economía. “La política económica del gobierno anterior, de manera buscada o no, terminó privilegiando en forma clara la producción de otros sectores en detrimento de los rurales”, afirman los investigadores de la Fundación Mediterránea.

Tareas pendientes. Aún con estos obstáculos en el camino, los economistas son optimistas sobre que una mayor área sembrada de algunos cultivos clave como trigo y maíz, sumando a una mayor inversión por hectárea en agroquímicos y fertilización, harán que “el efecto derrame del ciclo 2016/2017 tenga mucho más fuerza que el actual, al ser una segunda campaña con números positivos”.

De todos modos, destacan que “para que este efecto derrame se exprese en todo su potencial será importante que se logren buenos resultados en materia de lucha contra la inflación y baja de tasas de interés, como así también que se consolide la percepción de que se ha dejado atrás un ciclo de cambios bruscos e inesperados de política económica”.

Fuente: Agrovoz.