Habrá más carne, a la espera de que crezca la demanda

Consumo// Si la mayor faena se reparte con equilibrio, podría ser absorbida por más consumo en los próximos meses.

Una oferta muy reducida por razones climáticas mantiene alto el precio de la hacienda. Sin embargo surgen algunas incógnitas sobre cuál será la evolución de las cotizaciones cuando la faena en algún momento se recupere.

Las inundaciones registradas en Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, la sucesión interminable de días fríos, húmedos y sin sol, y la pérdida de cientos de miles de hectáreas de verdeos y praderas han deteriorado el estado corporal de una gran parte del stock ganadero.

Esas condiciones han reducido entre 20 y 30 por ciento las ganancias diarias en el engorde, tanto en el feedlot como en la invernada pastoril con suplementación. En las zonas más afectadas por las inundaciones, la mayoría de los productores ya ha consumido el grueso de las reservas forrajeras (silo, rollos), previéndose un final del invierno y un principio de primavera muy complicados.

El menor ritmo de ganancia diaria en los feedlots , agregado al hecho de que los corrales se llenaron imprevistamente en mayo-junio, llevan a los operadores de este sector a temer de que en algún momento toda la oferta acumulada en los corrales salga en un corto período y deprima las cotizaciones (efecto “puerta 12”).

En el corto plazo, la exportación parece fuera de la competencia: en junio se exportaron sólo 17 mil toneladas, el 7,7 por ciento de la demanda total.

Curiosamente, en este contexto tan difícil y con pérdidas operativas en la mayoría de las plantas, se están reabriendo plantas exportadoras o se están habilitando para exportar plantas consumeras.

La suerte de los precios de la hacienda seguirá por un buen rato dependiendo del consumo, estando casi todas las expectativas de los operadores en la esperada reactivación de la actividad económica que se aguarda para los próximos meses.

Esta reactivación se daría sobre la base de una mayor obra pública, los incrementos de salarios a los trabajadores, registrados, por los efectos del blanqueo y por una eventual reducción de la inflación, lo cual permitiría –según la visión oficial– que los aumentos salariales superen a la inflación.

Debe recordarse que la caída de la oferta ganadera, que se da desde hace unos cuatro meses, tiene un componente estructural, que es la fase de retención del ciclo ganadero, y otro componente que es más coyuntural, que refleja el problema climático y el atraso en los engordes, que en algún momento tenderá a solucionarse. Por lo tanto, no es aventurado pensar que en algún momento del segundo semestre esta aguda escasez de ganado gordo se moderará. Todo dependerá de cómo se presente climáticamente la primavera.

Si esta oferta acumulada se reparte equilibradamente mensualmente entre agosto y enero, y no se concentra en un corto período, la mayor faena podrá ser absorbida por una demanda que se espera mejore en los próximos meses.

Pero la carne vacuna no está sola: la producción y el consumo de carne de cerdo habrían crecido de los 15 kilos a los 17 kilos per cápita en los últimos meses. Como consecuencia de la maduración de muchas inversiones realizadas el año pasado y que se están expresando en la actualidad en una mayor oferta de cerdos para faena.

La producción de carne de pollo habría bajado fuerte en el segundo semestre del año 2015 y primeros meses del 2016, pero ahora crece y está nuevamente en los 42 kilos de consumo por habitante, inclusive por encima de mayo del año pasado.

Ignacio Iriarte