Por el clima, la producción está viviendo de las reservas. Iriarte

En junio, la faena de ganado vacuno cayó un 12 por ciento con respecto a igual mes del año pasado.
La caída no se puede explicar sólo por la retención de hembras en marcha desde fines del año pasado, ya que también ha caído la faena de machos (11 por ciento).

Después de la recuperación de la matanza que se dio en mayo, al salir miles de cabezas que no pudieron ser comercializadas en abril a causa de las lluvias, en junio la oferta ganadera se volvió a caer.

Se trata de una combinación de retención, atraso en los engordes en feedlots y pasturas, como consecuencia del clima adverso y también de las recrías y del menor uso del grano.

Las zonas recientemente inundadas, que tienen un stock de unos 12 millones de cabezas –no todo afectado de la misma manera– han sufrido mortandad, abortos, pérdidas de pasturas y pérdida de estado de la hacienda.

Los efectos reales de las lluvias en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, se verán con claridad recién en el segundo semestre, pero esta importante área ganadera tiene muy resentida su capacidad para producir gordo. Se está viviendo de reservas.

En todo el país, la actividad ganadera sigue muy afectada por las intensas lluvias de los últimos meses: todo está atrasado y la producción de carne muy afectada. Expectativas, lluvias, feriados largos, paros, todos factores que contribuyen a que la oferta sea mucho más baja de lo esperado.

El consumo de carne vacuna cayó en junio a unos 56 kilos per cápita , contra unos 62 kilos de junio del año pasado (10 por ciento). En el mismo lapso, el precio del novillito ha subido un 65 por ciento, bien por arriba de la inflación.

La carne es un bien escaso, producto de la retención y de los fenómenos climáticos, y la oferta es tan restringida que los precios del ganado se sostienen con el sólo concurso del consumo, que se “niega” a reducir la ingesta.

Hoy sólo en unos pocos cortes los mercados externos pueden mejorar lo que paga el mercado doméstico.

La vaca muy firme . La buscan los frigoríficos que trabajan con China, y también las plantas exportadoras que no consiguen completar las faenas diarias sólo con novillos. También los vaqueros del Gran Buenos Aires, que le sacan plata vendiendo gran parte del cuarto delantero como picada, colocando el lomo, bifes, cuadril y la rueda (milanesa) sin problemas.

“De una buena vaca pesada sale carne muy similar a la del novillo, incluso más sabrosa. Buscan la vaca nueva vacía tanto los que hacen invernada, como los que la entoran para madre o incluso los que las engordan a corral. Hoy hay en los feedlots mucha más vaca que hace uno o dos años”, aseguran en el sector.

El excelente precio –en términos absolutos y en términos relativos– de la vaca refuerza los ingresos de la criadores: en una explotación de cría especializada con venta al destete, el 35-40 por ciento de los kilos que salen por la tranquera son de vaca, sea esta gorda, manufactura o conserva.

Pollo. En los últimos 11 años, mientras el IPC se multiplicó por 10, el precio de la carne vacuna al mostrador lo hizo 14 veces y el pollo 9 veces. O sea, en términos reales, la carne vacuna se ha valorizado y el pollo se ha desvalorizado. En 2005, el precio del pollo al mostrador equivalía el 46 por ciento del precio de la carne vacuna; hoy el pollo cotiza a sólo el 30 por ciento del valor de la carne vacuna.