Ya no soy K, pero tampoco macrista. Carlos M. Reymundo Roberts


El sábado pasado anuncié aquí que, como prenda de unión en un país brutalmente dividido, dejaba de militar en el kirchnerismo. No fue un renunciamiento histórico, sino más bien histérico. Estoy harto de discordias, enfrentamientos, grietas. Yo esperaba una fuerte reacción de mis ahora ex jefes (Cristina, Máximo, La Cámpora) y cierto runrún en los mentideros políticos, pero nunca imaginé que un simple cambio de agenda iba a provocar semejante movida. Desde entonces no paro de recibir mails, WhatsApps, llamadas. ¡Todo el mundo está queriendo reclutarme! Cuando digo "todo el mundo" no exagero. Hasta el insoportable Donald Trump me mandó emisarios: dice que necesita un "experto en guerra cultural y relatos populistas". Alguien lanzado, sin escrúpulos. Rechacé la oferta, pero les tiré un nombre: Víctor Hugo. Está en condiciones de hacer un gran laburo.

La mayor sorpresa fue que me escribió Cristina, y no para insultarme. Piensa que juntos podemos hacer todavía "muchas cosas grandes". Quizás esté hablando de plata grande. También fui sondeado por Macri, pero me parece una desfachatez total saltar de la oposición al oficialismo. Mi buen nombre y honor no me lo permiten. Por lo menos deberían pasar 10 o 15 días. A todos los otros que se acercaron les contesté lo mismo. No estoy trabajando para facciones, sino por el país. Lo espantoso es que nadie me cree. Es como si mi larga trayectoria en el kirchnerismo me hubiera convertido en una persona definitivamente enemistada con la verdad. Un Aníbal cualquiera. Yo no soy así. Yo no miento. Estoy dispuesto a jurarlo apoyando mi mano derecha sobre una foto de Boudou.

Como prueba de mi total transparencia, reproduzco aquí los mails que me enviaron Cristina y Macri. Y mis respuestas.

Cristina. Querido Carlos, siempre leía tu columna con mucho placer e incluso con el orgullo de haber infiltrado en ese pasquín gorila a uno de los nuestros. Hasta que el sábado me encontré con la espantosa noticia de que nos abandonabas. Se lo comenté a Máximo y me dijo: "Pero cómo, si estamos al día con su guita". No entiendo qué te llevó a tomar tan lamentable decisión, política y económica. Obviamente ya no me sorprende que alguien se aleje de nosotros, pero a vos te tenía fe. Por eso te escribo. Juntos podemos hacer todavía muchas cosas grandes. Hemos lanzado iniciativas muy interesantes: campañas de movilización y agitación, operaciones de prensa, el 6,7,8 en YouTube, movidas en las redes con respuestas en tiempo real, equipos de producción de contenidos periodísticos y propagandísticos... Todavía hay una cantidad de gente -legisladores, intelectuales, periodistas- que nos pide ayuda para saber qué decir frente a determinados temas. Por ejemplo, sobre la corrupción. A estas alturas ya no podemos negarla, y entonces de nuestra usina de ideas salió eso que dijo Hernán Brienza, que la corrupción es una forma de democratizar la política. Un disparate, claro, pero tenés gente como Hernán que se anima a decirlo, ¿me entendés? ¿Cuánto vale eso, eh? Lo mismo con los jueces. En Comodoro Py hay algunos (no me pidas nombres: sabés bien de quiénes hablo) que no escriben dos líneas sin consultarnos. Después está lo de mis intervenciones en Twitter y Facebook. Me conocés: se me calienta la cabeza y digo barbaridades. Necesito un filtro. O lo de Báez: habla él, hablan los hijos, los abogados, Fariña, y pasan semanas y no sabemos qué contestar. El propio Máximo se queda siempre callado en Diputados, no abre la boca, no presenta proyectos... Hay que ayudarlo: pobrecito, si lo dejamos solo, a la cuarta palabra se estrella. Tampoco aprovechamos oportunidades que se nos presentan. Parece que una consultora de opinión pública está haciendo una encuesta sobre quiénes son los 100 argentinos más honestos. ¡¡¡Tenemos que meternos ahí y votar por mí, por De Vido, Jaime, Cristóbal!!! Para pellizcar por lo menos un puesto 96, 97. En fin, Carlos, deberías volver con nosotros. Ya te tengo un trabajito. Hacé correr la versión de que Bonadio cerró la causa por mi título porque apareció el documento original de la Universidad de La Plata y dice expresamente: "Abogada exitosa".

Le contesté. "Respuesta automática. Estaré fuera de la oficina hasta el 31 de diciembre de 2020".

Macri. Carlos querido, era hora de que dejaras a esa gente. Me encantaría que nos dieras una mano, porque reconozco que estos años has hecho un gran trabajo. Pero te voy a poner los puntos sobre las íes. Primero. Dejá de gastarnos con lo del segundo semestre. Al principio pudo ser divertido, pero ahora faltan 20 días. Segundo. No hables más de aumentos de tarifas; hablá de sinceramiento. Tercero. Más Marcos Peña y menos Lilita, más Frigerio y menos Aranguren, más Urtubey (incluso con Macedo) y menos Massa. Cuarto. No te subas a la burda campaña de los Panamá Papers. Decí que no conozco Panamá y que jamás leí un paper. Quinto. No me demoré en ordenar que vuelva al país el palo verde que tengo en Bahamas: lo que pasa es que desde Bahamas no hay vuelo directo.

Le contesté. "Respuesta automática. Estaré fuera de la oficina hasta el segundo semestre".