Venezuela, el espejo que nos adelantaba el futuro

El sueño del populismo latinoamericano –la pesadilla, en verdad– se extingue acorralado por la corrupción.Aquí, sin ir más lejos, su crecimiento patrimonial no fue magia: había bolsos con euros, bóvedas, hectáreas y hasta un terrenito en un Parque Nacional. En Brasil, acusadores y acusados merecen la cárcel por igual, y será tarea de la democracia brasileña lograr ambos objetivos.Ecuador sobrevive con la prensa amordazada, y Bolivia ya comenzó a ser testigo de la venalidad de Evo Morales.En esta discusión no hay derechas ni izquierdas, hay caudillos y bandas que toman al Estado como un buque pirata y desde allí se lanzan sin límite posible: la foto de esta semana de miles de sillas de ruedas arrumbadas en el PAMI da una idea acabada de lo que sucede cuando a la política le ganan el cinismo y la crueldad. En Argentina vemos los intentos del relato por convertirse en uno nuevo: el de las víctimas progresistas que resistirán las presiones de la derecha a lo que dé lugar. Para disipar ese fantasma quizá sea útil volver a Venezuela, al espejo de lo que pudimos ser: el salario mínimo es hoy en Caracas de 40 dólares al mes; Maduro ha dado en el último año cuatro aumentos salariales mientras la canasta familiar pasó de 20.918 bolívares el 31 de marzo de 2015 a 142.854 bolívares hoy: un aumento de más del 582%.
Yunni Pérez tiene botellas de plástico que se utilizan para llevar el agua en el barrio llamado "El Tanque" en la barriada de Petare en Caracas, Venezuela. (REUTERS)
“A propósito de la noticia de ayer de unos militares que se robaron unos chivos para comer, hay gente cazando gatos y perros en las calles, y palomas en las plazas, para comérselos. Esto no es un chiste, es una muy dolorosa actualidad”, escribió hace unos días Ramón Muchacho, alcalde de Chacao.
La cantidad de pobres del “modelo” es del 81% según la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (ECOVI). Más de ocho millones de personas (el 28% ) vive en la pobreza extrema, el 19% son pobres no extremos y el 34% son nuevos pobres. Sólo el 19% del país tiene las necesidades básicas satisfechas.
Los servicios públicos chavistas sólo funcionan lunes y martes para ahorrar energía, y todos los empleados del Estado, unos 3 millones, trabajan sólo lunes y martes. El gobierno sugiere que también sean dos los días de la semana en los que se puede tomar un baño.
Una mujer cocina con luz de velas en un puesto de comida en la calle, durante un corte de energía en Tinaquillo en el estado de Cojedes, Venezuela. (REUTERS)
Con el sistema de “papahuellas”, tal como llaman los caraqueños al sistema de captahuellas en los supermercados públicos, privados, farmacias y abastos, todos los compradores están registrados y sus datos se vuelcan en un sistema que le permite al cajero ver cuánto de cada producto ha comprado en las últimas semanas. El consumidor puede comprar sólo una vez por semana ciertos productos de la canasta básica.
“Será un sistema perfecto”, se entusiasma Maduro, quien ayer dio nuevos detalles sobre la instalación.
Maduro argumenta que gran parte de la crisis se debe “a conspiraciones que se hacen desde Washington para acabarnos”. Y encontró un argumento que supone persuasivo: “Si Venezuela cae, los pobres se irán por miles y millones en balsas a las costas de Estados Unidos, como sucede con los refugiados de Oriente Medio en Europa”.
En las últimas semanas el precio de las grasas y aceites se incrementó un 39,9%, el de los cereales y productor derivados un 29,1%, las frutas y hortalizas un 22,3%, los pescados y mariscos 15,9%. El jabón de baño saltó de 41 a 100 bolívares la unidad, la crema dental de 25 a 50 y las toallas sanitarias de 71 a 126. La canasta básica requiere el equivalente a 17,6 salarios mínimos.
La “revolución” bolivariana, los rostros de Chávez y Maduro, los noticieros de Telesur fueron parte central del relato kirchnerista que ahora intenta victimizarse. Hice varios viajes a Venezuela en esos años, hasta que en el último, luego de cuatro horas de detención en un subsuelo del aeropuerto, ya no pude volver. Hicimos entonces un especial de PPT que se tituló “Recuerdos del futuro”: las coincidencias eran asombrosas: dólar paralelo, cepo, corrupción, violencia callejera, grieta, persecución al periodismo.Venezuela era, para Argentina, una especie de espejo que adelantaba el futuro. Sería bueno no olvidarlo.
 Jorge Lanata