Los mercados
externos ampliaron la racha positiva, que en el caso de la soja se
extiende ya por 6 semanas consecutivas. La acción de los fondos
especulativos volvió a ser crucial. En la zona de Rosario los precios
rondaron $ 4.000/ton. En trigo y maíz se empieza a sentir cierto
nerviosismo entre los compradores.
El
flujo comercial de la soja comenzó a restablecerse, apoyado en el
avance de la recolección que permitió la mejora de las condiciones
climáticas en los últimos días. Hasta el momento la trilla llega al 65%
del área proyectada a nivel nacional, un retraso de 20 p.p. frente al
promedio del período 2011-15. Las estimaciones de pérdida se han
estabilizado en el rango de 4 a 6 Mt desde las previsiones iniciales,
aunque todavía se efectúan ajustes de superficie y rendimientos en
distintas zonas del país. En su informe mensual publicado el jueves, el
Ministerio de Agroindustria mantuvo su estimación de producción en 57,6
Mt.
Un
gran problema de la campaña continúa siendo la alta proporción de
granos dañados en las partidas procedentes del centro y norte de Santa
Fe y la provincia de Entre Ríos. La situación adquirió tal magnitud que
generó un inusual diferencial de precio entre aquellos lotes que reúnen
el estándar de condiciones Cámara y la disposición a pagar de las
fábricas, que relajan sus exigencias para lograr atraer materia prima
hacia sus líneas de producción. En algunos casos, el descuento de
precios en la zona de Rosario fluctúa entre $ 50 y 100 por tonelada.
Las
exportaciones de soja en grano se están recuperando y podrían marcar un
récord histórico en el mes de mayo si el volumen se acerca a 2,8-3,0
Mt, como apuntan los planes de trabajo de las agencias marítimas. En las
primeras tres semanas del mes se embarcaron 1,5 Mt, aproximadamente el
doble que el total colocado en el exterior en el mes de abril. Por el
lado del crushing, todavía sin números oficiales se percibe una mayor
actividad que en el mes pasado y una ganancia interanual frente a mayo
del 2015, mes en el que diversas plantas no pudieron trabajar con
normalidad debido a medidas de fuerza gremiales.
En
maíz continúa la preocupación por la demora en la cosecha, factor que
impide la llegada del grano a los puertos para poder cumplir con los
programas de exportación. El Ministerio de Agroindustria informa que la
recolección llega a solo el 28% del área total frente a un 46% a la
misma altura del año pasado y 53% de promedio en el período 2011-15. La
disparidad regional es enorme. Mientras que en Entre Ríos –zona muy
afectada por anegamientos- la superficie destinada a siembras tardías
del cereal fue muy baja y la colecta ya supera el 90%, esa proporción se
va achicando hacia el oeste y norte del país.
En
lo que va de mayo los puertos despacharon cerca de 1 Mt del cereal,
frente a expectativas iniciales de embarques por 3 Mt a lo largo de todo
el mes. Ante la acumulación de barcos y la insuficiente llegada de
mercadería a las terminales, estos números parecen hoy difíciles de
cumplir. La situación es ajustada y podría agravarse si no se agiliza a
la brevedad el circuito de comercialización. La expectativa está puesta
en la cosecha de maíces tardíos, que comenzará a partir de junio. Esto
justifica un elevado diferencial entre los valores vigentes en negocios
con entrega casi inmediata y las operaciones diferidas a junio,
observándose en algunos casos premios de hasta u$s 25/ton que deberían
desaparecer en las próximas semanas.
La harina de soja al rojo vivo
Los
futuros de soja en Chicago acumulan desde marzo ganancias del 24% en un
rally que experimentó muy pocas correcciones en su camino ascendente.
Al cierre del viernes el poroto lograba sellar su sexta ganancia semanal
consecutiva, con resultados favorables en 11 de las últimas 12 semanas.
Desde el punto de vista técnico, aparece un llamado de atención en la
magnitud del volumen operado en los últimos cinco días, cuyo promedio
fue el más bajo desde principios de abril. Esto podría estar señalizando
un agotamiento de la tendencia.
La dirección
de los precios se vio reafirmada por la acción compradora de fondos
especulativos, que ingresaron dinero al mercado con apuestas alcistas.
Según datos de la CFTC, el equivalente en toneladas de la cartera neta
de los agentes no comerciales que operan en mercados norteamericanos
pasó de ventas por 18,4 Mt a una posición larga de 27,1 Mt hasta el día
martes. Es un volumen de compras similar a la molienda de la industria
aceitera argentina a lo largo de todo un año.
Los
principales factores por detrás de la conducta de los fondos están
asociados a perspectivas a mediano plazo, entre las que se destacan la
esperada disminución en la intención de siembra en Argentina y el sur de
Brasil en 2016/17, la ajustada disponibilidad de aceites vegetales de
cara al próximo semestre y el temor que genera una eventual
consolidación del fenómeno de «Niña» en el hemisferio norte, con
potencial impacto sobre la campaña de verano de Estados Unidos. Las
pérdidas de cosecha en Argentina y Uruguay ocurridas en abril reforzaron
las subas.
El aceite trepó con fuerza en
marzo, pero la harina lideró las subas a partir de abril. En una carrera
prácticamente imparable, sus precios alcanzaron máximos de 18 meses en
la tercera semana de mayo. Argentina se ubicó en el centro de todas las
miradas, ante la percepción de que las puntas vendedoras en el mercado
FOB no se muestran tan agresivas como deberían en esta época del año. El
posible desenlace es en favor de las ofertas norteamericanas, dejando
en este país una hoja de balance más ajustada que la proyectada
inicialmente.
En
los números de la industria, la situación descripta implica una
fuertísima mejora en los márgenes de crushing. Las plantas suelen sanear
sus cuentas cuando aumentan los precios de los derivados del poroto,
pues se licúan mejor los costos fijos que involucra el procesamiento. En
este contexto, en Estados Unidos se avizora un crecimiento del
procesamiento de la oleaginosa durante los próximos meses.
¿Importar trigo?
Desde
hace varias semanas se viene instalando la discusión sobre la eventual
necesidad de recurrir a la compra de trigo procedente del exterior para
suplir los déficits de calidad de la última campaña. Esto obedece a la
intención de frenar la persistente escalada de los precios,
especialmente del cereal con buenos parámetros de calidad industrial. El
trigo Cámara viene acompañando la tendencia aunque de forma menos
pronunciada. Igualmente, desde principios de año la suba de la
cotización en la zona de Rosario supera el 40%, frente a una
depreciación de sólo 9% en el tipo de cambio. Esto implica una
revalorización en dólares cercana al 30%.
Según
datos de la Cámara Arbitral de Cereales, sobre el total de muestras
analizadas por el Complejo de Laboratorios de la BCR -unas 790.035 tn-
el contenido proteico promedio de la campaña 2015/16 resultó 10,1% sobre
base húmeda, guarismo equivalente a 11,6% sobre base seca. El guarismo
sería probablemente menor si incluyese producción del sur de la
provincia de Buenos Aires. Hasta el momento se estiman compromisos de
exportación por 2,5 Mt del estándar 12% de proteína, lo que reduce aún
más la disponibilidad interna de materia prima de calidad para la
industria molinera. Evidentemente, en el primer tramo del año los
participantes del mercado no valuaron apropiadamente la escasez de
proteína y gluten que arrojó el último ciclo productivo.
A
lo largo de la semana se supo que compradores locales estaban
analizando partidas de trigo uruguayo con el fin de iniciar los trámites
necesarios para la importación. En principio, las muestras procedentes
del país vecino tendrían calidad superior a la media nacional. Sobre
finales de la semana trascendió que un molino habría pactado negocios
puntuales y por volumen limitado, a modo de prueba. Sin embargo, si la
operación logra convencer a otros jugadores de la industria local –el
diferencial de precios ronda los u$s 40/tn- desde FAIM estiman un
potencial de importación cercano a 200.000 tn.
La
noticia hizo un fuerte ruido en el mercado local, acostumbrado a pensar
en el comercio exterior solamente como vía de salida de los excedentes.
Sin embargo, un eventual programa de importación no afectaría la
condición de Argentina de exportador neto del cereal. Lo novedoso es que
la necesidad de traer trigo del exterior no responde a faltantes de
oferta interna, sino a las dificultades para encontrar trigos de calidad
a precios razonables. De hecho, los precios del cereal condiciones
Cámara expresados en dólares se ubican en la mitad de los valores que
tenían a la misma altura del año 2013, el más turbulento de la historia
del cereal.
La
búsqueda de condiciones análogas en el pasado también ocupó la atención
de los analistas. Argentina tuvo que recurrir a la importación de trigo
procedente de Estados Unidos en julio de 1952 como medida paliativa
para cubrir una galopante crisis de abastecimiento en el mercado
interno, provocada por una sucesión de malas cosechas y políticas
desfavorables para el sector. En el segundo semestre de 1967 volvió a
sufrirse una situación de abastecimiento extremadamente ajustada, esta
vez debido a errores de cálculo en la producción. Los precios internos
superaron largamente la barrera de los m$n 20.000/tn (al cambio de aquel
momento, unos u$s 57) y el gobierno decretó la suspensión de las
exportaciones a partir del 15 de junio. Esta vez, los proveedores del
cereal importado –se adquirieron inicialmente unas 168.000 tn- fueron
España y Bulgaria.
La última experiencia
importante tuvo lugar en 1973, también en el segundo tramo de la
campaña. En el marco de una grave parálisis de la industria se prohibió
la exportación del trigo en stock –entre diciembre y julio se habían
embarcado 3,1 Mt- y se autorizó a la Junta Nacional de Granos a buscar
trigo en otros países para satisfacer tanto los compromisos asumidos
como necesidades internas puntuales. Nuestro país recurrió al cereal
norteamericano, adquiriendo en ese origen un total de 470.905 tn entre
los meses de agosto y diciembre, según datos del USDA. Debido a los
altos precios del segundo semestre de ese año, las compras externas le
costaron al país más de u$s 90 M de aquel momento.