San Luis: Plan Pasturas para mi Provincia - Un fomento para el sector ganadero


El proyecto busca convencer a los pequeños productores sobre la calidad del Buffel Grass y el pasto llorón. Entregan semillas y organizan capacitaciones. Un proyecto de características únicas a nivel nacional está en marcha desde el año pasado en San Luis. Es el Plan Pasturas para mi Provincia, que busca mejorar y optimizar la cría de ganado, atacando un tema sensible como es la alimentación en campos naturales de la hacienda. Las tareas consisten en la implantación de pasturas megatérmicas, de las especies Buffel Grass o pasto llorón, dependiendo de la zona, las condiciones de suelo y las temperaturas.
En 2016, el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción agregará nuevos beneficiarios para darles a los criadores oportunidades de crecimiento y posibilidades de generar carne de buena calidad. El Programa Producción Agrícola y Arraigo Rural comenzó con otra pata muy importante que es la de capacitar a los criadores para optimizar no sólo el uso de las pasturas implantadas, sino también el aprovechamiento de lo que ofrece de forma natural la topografía puntana. Los funcionarios involucrados confiaron que la idea es revolucionaria desde el punto de vista de cómo se hacen los trabajos. No por el hecho de que el Estado entregue las semillas, sino por las tareas de rolado y siembra sobre los montes bajos en algunos campos ubicados sobre todo en los departamentos Belgrano y Ayacucho, donde las lluvias son muy escasas en general. "En el caso de la implementación de pasto llorón, la forma en la que se trabaja es mediante el arado de la tierra y la siembra con rastón con la finalidad de combatir el pajonal, que es una de las malezas que existen en los campos con mayor humedad”, informó Agustín Martínez, jefe del área Desarrollo Productivo. Esa clase de tareas el pequeño productor no podría realizarlas por los elevados costos iniciales. Luego de que el Estado se hace cargo de preparar el terreno, es posible realizar la diseminación de la pastura para poder aumentar el destete con un buen peso y tener un mayor porcentaje de preñez.
“Este es un plan de fomento. Pretendemos mostrar que existen estos pastos implantados y que en San Luis funcionan muy bien, además de que mejoran la rentabilidad de los productores”, añadió Martínez. Otro punto importante es poder evitar la sobrecarga animal en los campos. Es una acción que contribuye al mal manejo de los suelos y de las pasturas, ya sean naturales como aquellas que hacen su aporte a través de las semillas. Según datos aportados por la Fisal a través de un estudio sobre la producción ganadera se sabe que en el Departamento Ayacucho son necesarias más de 14 hectáreas por vaca y su cría al pie para hacer un correcto uso del suelo. Por su parte, en el Departamento Belgrano el estudio arrojó que la carga animal está establecida en 11 hectáreas y media. Si bien los especialistas sostienen que no hay un ideal en este sentido, cuanto menos hectáreas se requieran por animal, mejor se optimiza el espacio y el uso del forraje.
Dentro del buen manejo de las pasturas son necesarios ciertos tratamientos que repercutirán de forma positiva en el desarrollo del forraje. “A la siembra el año pasado la empezamos en el mes de noviembre y concluyó en febrero. Ahora calculamos que nos va a llevar los meses de octubre, noviembre y diciembre, porque hay que dejar pasar el frío”, contó el jefe del Programa de Producción y Arraigo Rural, Martín Rodríguez. Y agregó: “Este año hemos decidido reducir a diez la cantidad de hectáreas por productor, lo que nos permitirá abarcar más cantidad de establecimientos productivos”. Los campos en los que el Ministerio ha estado trabajando son exclusivos para la cría de animales. “En las zonas más áridas de la provincia, el régimen de precipitaciones no permite prosperar al sorgo ni al maíz. Lo mismo pasa con la oferta forrajera, que en el noroeste provincial es muy escasa”, agregó el veterinario. El Plan Pasturas también tiene como finalidad recuperar suelos degradados en el corto plazo, para que puedan ser rentables para el productor. “Algunos de los motivos por lo que los suelos han llegado a ese estado es por el escaso régimen de precipitaciones y el sobrepastoreo, lo que hace que no haya plantas; sólo arbustales”, comentó Rodríguez. “La pastura natural en San Luis es excelente. Tenemos recursos del monte como el algarrobo, que da una chaucha que tiene propiedades nutricionales de muy buen nivel. Además el pasto natural bien manejado puede dar grandes resultados. Puede llegar a ser mejor que las pasturas implantadas por la mano del hombre, como es el caso de estas megatérmicas”, informó el jefe del Programa, quien insiste en la importancia del manejo, ya sea se trate de pasturas naturales o las implantadas por el plan.
“Cuando hablamos de buen manejo nos referimos a hacer aparcelamientos y a la importancia de manejar la carga animal según las hectáreas disponibles. La forma correcta implica calcular la superficie y la cantidad de recurso forrajero pensado en materia seca, y de acuerdo a eso es la cantidad de animales que voy a poner para aprovechar el terreno durante un periodo determinado. A esto hay que agregar el periodo fisiológico que vive el animal, porque no es lo mismo una vaca vacía que una vaca preñada. Cada una tiene sus requerimientos”, contó Rodríguez. “Además es importante tener en cuenta el ciclo biológico de las pasturas, para asegurarnos el crecimiento en la próxima primavera. Lo recomendable es esperar a la época del semillado antes de mandar a las vacas a pastorear”, añadió el ingeniero Carlos Larrusse, quien participó de la reunión aportando interesantes datos a la charla. El plan, que pretende comenzar la siembra en el mes de octubre, presenta otro beneficio más en lo que hace al buen cuidado de forrajes naturales. “El Buffel Grass y el pasto llorón contribuyen a darle respiro y tiempo a los pastos naturales, para una buena reproducción y regeneración”. En este sentido, para el desarrollo del ciclo biológico de la planta, Rodríguez sugiere que los campos deben estar debidamente cercados para poder hacer la rotación de animales, según sea necesario. El trabajo en diferido con Buffel Grass surge de la implantación de pasturas. Martín Rodríguez le explicó a la revista El Campo de qué se tratan estas labores. “El crecimiento de esta variedad se da en las estaciones de primavera y verano. En ese ciclo se puede alimentar el ganado con pasto natural, que abunda en nuestra zona, y reservar lo implantado para el invierno, cuando se seca todo. Aunque al momento de consumirlas tendrán menos propiedades nutricionales, será más efectiva que la natural de las épocas frías, que no es muy buena y en algunos casos también escasea”, añadió. Las nativas tienen igual periodo de crecimiento. La acción del diferido hace que en épocas de sequía aumente el volumen en zonas donde los pastizales son pocos o nulos. “Mi sugerencia es que cuando se implanta Buffel no debe comerse al menos por dos años, para que se desarrolle bien en el lote, y de paso asegurarse la producción de semillas en el suelo”, dijo Larrusse, quien participa en el desarrollo del Plan dentro del Ministerio. El diferido sirve también para dejar que el campo, en el periodo estival, descanse y pueda prosperar el verdeo. “Este año tuvimos mucha suerte con el clima. En el rolado que se hizo se colocó una densidad de siembra media. En otras pruebas con esas mismas cantidades, por la falta de precipitaciones, la semilla no nacía y la densidad del pastizal era escasa. Si le damos el tiempo que corresponde hacemos que semille y pueda aumentar ese volumen”, aseveró Larrusse.
Los productores siempre son una pata importante en la construcción de esta clase de políticas. De esta forma el ministerio aporta la parte técnica, luego ellos salen a los campos para conocer la experiencia de cada establecimiento. “Usamos para la siembra una semilla no peleteada, o bien semilla natural que no ha sido sufrido ningún proceso químico, como sí sucede con la peleteada, que lleva una capa protectora. Acá descubrimos que la natural es la que mejor funciona”, contó Martínez, quien desde hace ya dos años trabaja en el relevamiento de los campos. Las conclusiones al momento de la publicación de esta edición, según consideraron los funcionarios, fueron más que favorables. “Este ha sido un año Niño, por eso ya tenemos pasto en la mayoría de las plantaciones hechas en los comienzos del proyecto”, comentó Rodríguez, quien espera que la experiencia del nuevo periodo sea igual de positiva. “En el terreno natural de pajonal de los departamentos más húmedos, donde se implanta el pasto llorón, tenemos algunas cuestiones que replantearnos. Allí se requiere una doble labranza previa a la siembra porque hay matas muy grandes y antiguas. Arado de disco y arado de reja son algunos de los trabajos que se pueden hacer. Eso va a depender de cómo esté acostumbrado el productor y a sus conocimientos”, dijo Rodríguez, dando cuenta de que trabajan para mejorar el proyecto. Martínez agregó que el doble movimiento del suelo también tiene dos propósitos.”Las tareas van a servir para favorecer la aeración, porque son pisos muy duros, y para el control del pajonal que se encuentra en los campos”. Un plan de fomento Según comentan los técnicos no hay antecedentes de un plan de estas características a nivel nacional.
En esta nueva etapa habrá algunas modificaciones. “Haremos parcelas de 10 hectáreas para lograr una mayor cantidad de beneficiarios, teniendo en cuenta también la partida presupuestaría con la que contamos. Además, con esa cantidad ya estamos logrando que el productor conozca las pasturas”. Es un plan de estímulo que no sólo está compuesto por la implementación del pasto sino que también consta de capacitaciones que ayudarán a optimizar el uso. “Con esto se busca promover la implantación de nuevas pasturas. En un establecimiento de entre 30 y 250 vientres, con las tareas del Plan Pasturas, no vamos a modificar la cantidad de kilos en la producción pero sí el dueño del ganado podrá realizar tareas de diseminación para luego alcanzar mayor superficie y comprobar la cantidad de pasto que ofrecen las variedades que lleva el Ministerio”, informó Rodríguez. La variedad Texas de Buffel Grass tiene la característica de expandirse. “Es de la clase media. Se le llama así por su porte, requiere de humedad y no emite rizomas o raíces horizontales, sino que se disemina por semillas”, acotó Larrusse. “El viento y los animales son otras formas de diseminación muy efectivas. Por eso puede verse en las banquinas cercanas a los campos sembrados con Buffel, que tienen el producto de la propagación”, agregó Martínez, un conocedor de los caminos de San Luis.
Técnica de rolado versus desmonte. Siempre firmes con la idea de poder realizar producciones sustentables que no sólo ayuden al productor sino que colaboren con la calidad de vida de todos los habitantes del planeta, el ingeniero Jorge Heider, explicó la diferencia entre el rolado y el desmonte. La técnica de rolado, que en particular se usa para la implantación de Buffel Grass, se encuentra enmarcada en una regulación que puede ser identificada en la Ley Nacional de Bosques, en la que San Luis adhiere y trabaja desde ya hace algún tiempo. "La regulación que tiene que ver con el rolado en nuestra provincia se da por dos leyes, una es la de bosques la otra la resolución 123", explicó el especialista Heider. Y agregó: "Cualquier productor que desee realizar una técnica de esta naturaleza, debe solicitar los permisos correspondientes en el Ministerio de Medio Ambiente, Campo y Producción. Lo primero que se pide es la información que indique las tareas que realizarán, con el objetivo y la titularidad de donde la labor la tiene que realizar un técnico, preferentemente especializado en rolados que debe ser un ingeniero agrónomo matriculado en la provincia. Éste debe presentar un estudio por mesa de entradas que pasa por el área legal y técnica de la cartera ministerial. Allí se especifica que debe usar un tractor y no una topadora el cual resulta un punto clave en la diferenciación en los trabajos del rolado y el desmonte.
Además, se pide que el rolo no tenga un tamaño superior a los tres metros", informó dando cuenta de la seriedad y control de las tareas. Sobre los efectos sobre el suelo, dijo: "El impacto que el rolado tiene sobre el medio ambiente es variado. Por eso la normativa impone saber cómo serán los trabajos sobre el suelo, tanto en rolados como en desmontes. Las técnicas pueden tener distintos finales según la época de intervención, al tipo de tratamiento que se le da. Es importante saber la densidad de las especies leñosas y el banco de semillas de las forrajeras que están abajo esperando. Se debe tener en cuenta además el tipo de suelo que se va a laborear y el promedio de lluvias del lugar". El funcionario destacó las diferencias que existen entre un tratamiento del suelo y otro. "El desmonte se hacía con una máquina topadora con orugas arrasando con todo. Luego se hacía una selección y se sacaba la leña. La principal característica es que no quedaba nada en pie o prácticamente nada. Por su parte el rolado brega por no perder la cobertura vegetal de los suelos trabajados"

Fuente: El Diario de la República.