Ene/Mrz’2016 dejó un
déficit de 1481 MU$S en operaciones cambiarias, frente a déficit de
1021 y 6850 MU$S en 1° y 3° Trim’15. Destacable: el superávit de la
transferencia de mercancías gracias a exportaciones de granos y que
buena parte de las mayores ventas de billetes se quedaron en los bancos -
el stock más alto en 4 años.
Todos
tenían una opinión sobre el mejor modo de manejar los controles de
cambio con la entrada del nuevo gobierno. A grandes rasgos, la
administración entrante optó por hacerlo “de un plumazo” cuando el 17 de
diciembre de 2015 el BCRA liberó el flujo de operaciones corrientes y
la compra de divisas para formación de activos externos (compra de
dólares) por hasta u$s 2 millones mensuales, posteriormente ampliado a
u$s 5 millones –aunque mantuvo la obligación de liquidar exportaciones
en el mercado de cambios.
Como consecuencia
inmediata, el dólar oficial trepó casi 40% en una sesión, para cotizarse
alrededor de la franja de los 14 a 15 pesos desde entonces. Al
respecto, la autoridad monetaria ha aclarado en innumerables ocasiones
que no actuará sobre el nivel del tipo de cambio más que en ocasiones
muy puntuales donde sus fluctuaciones pudiesen resultar
desestabilizantes para la política macro.
El
BCRA, en cambio, opta por controlar las tasas de interés como medio de
actuar sobre la tasa de inflación, que pretende ubicar en torno al 5%
anual “en algún tiempo prudencial”. Para el corto plazo, en tanto, se
compromete a realizar todos los esfuerzos pertinentes para ubicarla en
torno al 25% para el cierre del año 2016.
Un
modo de evaluar el efecto de la salida del cepo cambiario sobre los
movimientos de divisas en nuestro país es detenerse a analizar el
Balance Cambiario del Banco Central. Para el período enero-marzo del año
corriente del documento elaborado por el BCRA sobresalen tres puntos:
la virtual suma cero de las entradas y salidas de divisas por Cuenta
Corriente, la fuerte salida de capitales del sector privado (Formación
de activos externos del sector privado no financiero) y la acumulación
de reservas internacionales en manos del banco central por vía del
endeudamiento.
Respecto del primer ítem, la
cuenta corriente del balance registró un déficit de “apenas” 14 millones
de dólares. Dado que todo desbalance entre la cuenta corriente y la
cuenta capital será compensado por entrada o salida neta de divisas, la
variación de las mismas en poder del BCRA no se explica por la vía
comercial sino por entrada de “dólares financieros”, particularmente
mediante endeudamiento externo.
Vale aclarar
que pese a que la cuenta corriente como un todo la salida de divisas
prácticamente ha sido compensada por entrada de dólares, sí se observan
cambios muy notables en su composición. En particular, el balance de
transferencia por mercancía (exportación e importación de bienes) ha
dejado en el primer trimestre un superávit de u$s 3.310 millones,
prácticamente el doble que a igual período del año anterior.
Ello
se ha debido fundamentalmente a los mayores ingresos del sector
oleaginosos y cereales. La entrada de dólares conseguida por exportación
de estos productos en el primer trimestre del 2016 han acumulado un
total de u$s 6.766 millones, un 69% más que durante el mismo período del
año anterior. Por el contrario, los u$s 7.044 millones exportado por
del resto de los sectores muestra una retracción del 21% afirmando la
dependencia en el sector primario a la hora de equilibrar las cuentas
externas.
Como es sabido, una serie de medidas
entre las que se destacan la eliminación o reducción de impuestos a las
exportaciones y la eliminación de ROEs, conjuntamente con la
depreciación del peso argentino, foguearon las ventas al exterior de
productos primarios. Al interior de esta cuenta, además, las
exportaciones de cereales tuvieron un fuerte momentum con el inicio de
la nueva administración, tal como lo reflejan las cifras oficiales del
SENASA.
La cuenta capital y financiera, por su
parte, registró en el primer trimestre del año un superávit total de u$s
3.549 millones, producto principalmente de los ingresos netos de
divisas en el sector público y el BCRA por medio de préstamos
internacionales por un total de u$s 5.841 millones, que fueron
parcialmente compensados por la formación de activos extranjeros del
sector privado no financiero (SPNF) por un total de u$s 3.572 millones.
La
formación de activos extranjeros de libre disponibilidad del SPNF
agrupa toda compra de activos externos –dólares mayormente- y las
transferencias netas al exterior por parte de dicho grupo de agentes. A
partir de la liberalización de los controles de cambios más duros, este
sector adquirió en sólo tres meses un total de casi 3.500 millones de
dólares entre enero y marzo, un 89% más que durante el primer trimestre
del año previo y el mayor volumen para un primer trimestre del año desde
el año 2011. Es para destacar que una buena parte de las compras se
sumaron al stock de billetes que permanecen en los depósitos en moneda
extranjera de las entidades financieras, por lo que ese stock llegó al
nivel más alto desde mediados del 2012; esto es, U$S 11.800 millones.
Del
lado del ingreso de divisas al sector público y el BCRA, se destaca en
el aumento de las reservas internacionales de este último el ingreso de
u$s 5.000 millones por operaciones de pase pasivo en dólares
estadounidenses con siete bancos, a un plazo aproximado de un año. Al
sector público, en tanto, ingresaron préstamos financieros del exterior
por u$s 1.900 millones, de los cuales gran parte (u$s 1.250) se explica
por colocaciones de gobiernos locales y otros u$s 300 millones
corresponden a desembolsos de organismos internacionales destinados a
distintos programas del Estado.
Como resultado
neto de todo lo anterior, las reservas internacionales brutas del BCRA
sumaron un stock de u$s 29.572 millones a fines de marzo, con un aumento
de u$s 4.008 millones.
De momento, el ingreso
de capitales externos vía endeudamiento público conjuntamente con una
salida de capitales privados y un saldo comercial prácticamente nulo
dificulta la sostenibilidad de la estrategia de crecimiento a largo
plazo. La esperanza de la administración pública, según manifiesta
públicamente, es que comiencen a cobrar relevancia los ingresos de
fondos destinados a inversiones en el país, y que el crecimiento al que
eventualmente darían lugar las mismas vuelva a colocar al país en el
sendero del desarrollo. Para evaluar su exactitud, será menester
analizar cómo siguen comportándose las cuentas que componen el Balance
monetario en lo que resta del año.