Según CICCRA, entre enero y abril se
produjeron 855 mil toneladas de carne (res con hueso), un 5,6% menos que
en el primer cuatrimestre del 2015.
En el primer cuatrimestre del año la
producción de carne vacuna en la Argentina retrocedió casi 6% respecto a
igual lapso de 2015, como consecuencia del proceso de ajuste que inició
la ganadería local para recomponer sus stocks de bovinos. Los problemas
climáticos, que anegaron vastas zonas productivas el último mes,
también ayudaron a que llegara una menor cantidad de hacienda a los
frigoríficos.
El informe mensual de la Cámara de la
Industria Frigorífica (CICCRA), que se elabora en base a datos
oficiales, reveló este lunes que entre enero y abril se produjeron en el
país unas 855 mil toneladas de carne (res con hueso), un 5,6% menos que
en el primer cuatrimestre del año pasado. El motivo fue que se mandaron
a los mataderos menos animales que hace un año, aunque parte de esa
merma se compensó con una suba del peso promedio de faena.
¿Por qué hay menos oferta de bovinos?
Era un proceso que se venía anunciando desde hace meses y que ahora se
confirma. Como la ganadería recuperó rentabilidad frente a la soja, y
como a la par se le quitaron las retenciones y las trabas para exportar
de los últimos años, hay una renovada apuesta de los productores a
recomponer sus rodeos e incrementar su producción a mediano plazo.
Esta tendencia se expresa en una caída
del porcentaje de hembras que llegan a los frigoríficos: promedió el 40%
en el primer cuatrimestre, según los datos de CICCRA. Es lo que los
expertos definen como una fase de "retención de vientres", pues los
productores conservan madres para tener más terneros y así repoblar
paulatinamente los campos. Por el contrario, en años recientes de
"liquidación", ese porcentaje de hembras crecía hasta el 46%.
Lo sucedido en abril con las intensas
lluvias que inundaron extensas zonas productivas agravó esta retracción
de la oferta. Así, el mes pasado se produjo 10% menos que carne y la
faena cayó a solo 900 mil cabezas, debido a las complicaciones
adicionales que sufrieron los productores.
Frente al visible ajuste de la
producción de carne, podían suceder inevitablemente dos cosas: o se
achicaba el consumo interno o se reducían las exportaciones, que ya
habían tocado sus mínimos históricos en los últimos años. Sucedió más lo
primero que lo segundo. La proporción entre ambos mercados continuó
siendo de 94% a 6%. Es decir, en términos absolutos se ajustaron
bastante más los despachos hacia dentro del país que las ventas
externas.
El informe de CICCRA, al respecto,
señaló que "el consumo per cápita de carne vacuna retrocedió entre los
primeros cuatrimestres de 2015 y 2016, ubicándose en 56,2
kilogramos/año". El ajuste de la demanda fue de 5,2%, casi paralelo a la
caída de la producción.
Lo que convence a los argentinos de
comer menos carne que hace un año es claramente el precio que deben
pagar por el alimento. En comparación con abril de 2015, el valor
promedio de la hacienda bovina se incrementó nada menos que 60,4%,
bastante más arriba que la inflación. Ha sido esa fuerte suba, que se
trasladó de modo lineal a los supermercados y carnicerías, la mejor
expresión del ajuste que vive la ganadería.
Fuente: Diario Clarín.