La exportación está al límite. Ignacio Iriarte

Los precios reales de la hacienda, erosionados por la inflación semana a semana, resultan todavía en términos reales superiores –nueve por ciento– al promedio histórico 2008-2015. Y son percibidos por los ganaderos, especialmente por los criadores, como satisfactorios.

El mercado se basa en dos pilares: por un lado, la restricción de oferta, que es cinco por ciento desde hace seis meses, originada en la retención en marcha y acentuada ahora por las inundaciones; y por el otro, por la resistencia del consumo a reducir la ingesta por debajo de los 60 kilos. La exportación, que en marzo había aumentado su participación en la demanda a un ocho por ciento del total, no es todavía determinante en la formación de los precios del ganado.

No hay novillos pesados y vacas como para hacer en el corto plazo planes de expansión de la faena y de las ventas al exterior. Ahora, con las inundaciones, el panorama promete complicarse aún más. Fuera de la Hilton, la 481, Israel y algún otro mercado, cuesta hoy competir en el mercado internacional. El novillo en la Argentina, pese a la megadevaluación, cotiza a 3,40 dólares por kilo en gancho, contra 2,70 del Uruguay o 2,70 de Brasil.

La restricción de la oferta, que lleva más de un semestre y que podría acentuarse en los próximos meses, es el pilar fundamental de la situación actual. Mientras todos crean que la situación a futuro va a ser mejor, la retención se mantendrá y con ella la firmeza de los precios. Para que la retención se mantenga, es necesario: que las expectativas favorables se sostengan; que los precios del gordo –especialmente para el ternero– sigan siendo percibidos como remunerativos y que no suceda ningún evento climático adverso que afecte el servicio y la parición. Los pronósticos indican que en el segundo semestre del año se presentaría La Niña, especialmente en el último trimestre, que es cuando se juega el servicio y la producción de terneros del rodeo, que es a su vez lo que determina en definitiva cuál será la faena y la producción de los años siguientes. Después de dos Primaveras excepcionales para el servicio (2014 y 2015), la próxima podría ser mucho más seca, con un índice de preñez algo inferior al de los dos últimos años.

Según Senasa, al 30 de marzo pasado el stock ganadero era de 52,6 millones de cabezas, 1,2 millones de cabezas más que el año anterior: 2,3 por ciento. Este aumento, superior a lo esperado, se basa en el incremento en el número de vacas (563 mil cabezas) y en el mayor número de terneros (748 mil animales); el número de vaquillonas crece poco (121 mil cabezas), mientras que vuelve a caer la cantidad de novillos (160 mil) y de novillitos (98 mil).

Diez años atrás la sumatoria de novillos y novillitos representaba el 17,6 por ciento del stock , mientras que hoy esa participación es de sólo 12,8 por ciento. En relación a marzo de 2008, cuando se inicia esta serie del Senasa, el stock cae 8,5 por ciento y el número de novillos y novillitos disminuye 33 por ciento.

Así, se afianza el perfil “criador” del rodeo nacional, con un aumento del peso relativo de la cría (vacas, vaquillonas y terneros) y una caída en la participación del “engorde” representado por los novillos y novillitos. Con este crecimiento del stock, el aumento acumulado desde 2011 es de 4,6 millones de cabezas, después de las diez millones de cabezas perdidas entre 2007 y 2010.
*Analista del mercado