Avanza una propuesta de aceptar el control en soja, pero sin un pago compulsivo.
El Ministerio de Agroindustria cree que
está cerca de solucionar la disputa abierta por el sistema de cobro que
impuso Monsanto para su tecnología en soja Intacta, resistente a
insectos.
Según confió una alta fuente de esa
cartera, el lunes se buscará en una reunión con las bolsas de cereales,
acopiadores, exportadores y la Asociación de Semilleros Argentinos
(ASA), donde tiene un asiento Monsanto, ponerle fin a la pelea. La
empresa impuso en los contratos de granos una cláusula para que en los
puertos se analice la soja de los productores y se les retenga un canon
si no le habían pagado por su tecnología.
Ese sistema generó el rechazo de las
entidades gremiales del agro y el Gobierno lo frenó con la resolución
140 de Agroindustria. Además, determinó que cualquier método debe ser
validado por Agroindustria. "Podremos encontrar una solución al
conflicto actual y trabajar para el futuro en un mercado de semillas
transparente", se entusiasmó la fuente oficial.
"Vamos a asegurar el libre comercio de granos", agregó en referencia a la cláusula actual.
LA NACION pudo averiguar que se están
negociando de cara al lunes dos alternativas. Si se detecta la
tecnología de Monsanto y el productor se resiste a pagar, ya no habrá un
descuento compulsivo y se habilitará la posibilidad de que las partes
litiguen en las cámaras arbitrales o en la Justicia. "Se está buscando
darle un marco legal a esto", agregó otra fuente, que indicó que se
mantendrán los análisis en el grano y que la cláusula actual en los
contratos de granos se reemplazará por otra donde el productor solo
expresará la voluntad de eventualmente instalar una disputa en las
cámaras arbitrales o la Justicia. En la empresa no confirmaron a LA
NACION su conformidad con el acuerdo, pero fuentes que participan de la
negociación dijeron que lo ven con buenos ojos.
Este arreglo cuenta con el guiño de la
cadena comercial y se abrió una ronda de contactos con las entidades
gremiales para conocer su opinión.
En los ultimos días, las negociaciones
escalaron al más alto nivel entre Monsanto y el Gobierno. Luego de haber
llegado en un vuelo privado desde los Estados Unidos, el presidente
mundial de Monsanto, Brett Begemann, está semana aterrizó Jesús Madrazo,
líder del área de compromiso corporativo de la empresa. Es el hombre
designado en 2013 para buscar mejorar la imagen de la empresa en el
mundo en medio de fuertes cuestionamientos de organizaciones
ambientalistas.
Madrazo estuvo en el despacho del
ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, y también lo hizo allí con
un hombre clave de Mauricio Macri: Gustavo Lopetegui, coordinador
económico de la Jefatura de Gabinete.
Pese a la dureza que mostró Buryaile
hace unos días, cuando declaró en directa alusión a la empresa que no se
le podía "poner una pistola en la cabeza al Gobierno" a cuatro meses de
haber asumido, lo cierto es que las negociaciones nunca se cortaron.
Monsanto planteó siempre que quiere
cobrarle al que no lo hizo pero usó su tecnología. Agroindustria se
opuso a la inclusión de facto de la cláusula en los contratos y buscó
con la negociación un paraguas para que la firma desista. Además, el
Gobierno ofreció una nueva ley de semillas, más controles sobre el
comercio ilegal.
Fuente: Diario La Nación.