Tal como dice el
refrán conocido por cualquier inversor fundamentalista –comprar con el
rumor y vender con la noticia. La sensible toma de ganancias de la
jornada del lunes - tras efectivizado el pago a los holdouts comentado
en el número anterior – sentó la tónica para la semana. Sin embargo, la
cuestión más interesante de analizar tal vez sea la definición del nuevo
programa de política monetaria, el cual pretende reactivar la economía
bajando las expectativas inflación a través del manejo de tasas de
interés. ¿Por cuánto tiempo más comprará el mercado bajo dicho escenario
de restricción de liquidez?
La
tesitura macroeconómica tanto a nivel doméstico como internacional
destaca por la ausencia de cambios de rigor y el énfasis desde los
hacedores de política en mantener dicha regularidad, particularmente
desde las autoridades monetarias.
En el plano
local, el Banco Central detalló el programa monetario de metas de
inflación a través del cual se propone colocar al alza interanual de los
precios en 5% para el año 2019. El mismo consiste de tres etapas: La
primera, finalizada hacia fines de febrero pasado, fue declarada como un
período de corrección de desequilibrios basado en la unificación del
mercado cambiario y la absorción del exceso de liquidez vigente a fines
del ciclo anterior. Posteriormente se entró en una transición semestral
durante la cual son las tasas de interés – particularmente aquellas de
las Lebacs - la herramienta elegida para dictar las expectativas de
inflación, subordinando los agregados monetarios y manteniendo un
régimen de flotación cambiaria con intervenciones puntuales. A partir de
septiembre, ya con un nuevo presupuesto y un índice de precios oficial
publicado por INDEC, se instalaría finalmente el régimen de metas de
inflación anuales propiamente dicho. La meta en el corto plazo: lograr
poner la inflación mensual cerca del 1,5% (apenas por debajo del 20%
anual) al momento de entrar en esta última etapa.
La
tónica de los anuncios ciertamente es propia de un viraje hacia un
proceso de toma de decisiones presumiblemente más previsible e
independiente del accionar del Tesoro, aunque formalmente no se
abandonen grados de discrecionalidad. Las autoridades han sido enfáticas
con respecto al hecho de que las tasas se mantendrán altas hasta no
evidenciarse una baja sensible en el ritmo inflacionario, sosteniendo
una vez más el 38% en las letras a 35 días. No obstante, el declive en
los principales papeles del mercado accionario rápidamente se revirtió,
lo cual en parte podría adjudicarse a un mercado que compra el relato
del Banco Central. No obstante, el accionar de otro banco central, en
este caso, la Reserva Federal norteamericana, podría haber influenciado
dicha dinámica. Dicha entidad mantuvo una vez más sin cambios su tasa de
referencia, alimentando el apetito por activos de riesgo.
Con
las restricciones externas – cepo cambiario, holdouts – atrás y un plan
monetario más claro hacia adelante, dos factores que solían ser fuentes
de optimismo ya son parte de la realidad. ¿Se establecerá un nuevo piso
en lo que solían ser viejos máximos para el mercado local? Ello
dependerá en buena medida de que el diagnóstico realizado por el Banco
Central sea el correcto, y la economía pueda evidenciar una reactivación
con tasas de interés e inflación más bajas. Si el BCRA cumple con su
palabra, tampoco tendría que preocuparse con respecto a la evolución del
tipo cambiario que pueda surgir de dicho escenario, el cual se ha
apreciado considerablemente en términos reales durante los últimos
meses.
Dos balances y una mala pasada
Durante
la última semana, algunas de las empresas cuyas emisiones de capital
poseen mayor liquidez en la plaza local publicaron sus resultados para
el primer trimestre.
Banco Macro mostró un
ingreso neto de $2,41 por acción, un 26% más que el año anterior aunque
con una baja del 28% con respecto al último trimestre de 2015. El
financiamiento del banco al sector privado muestra un alza del 30% con
respecto a un año atrás a pesar de no mostrar un crecimiento en el
período de referencia. Los depósitos, por su parte se incrementaron un
43% en forma interanual gracias a un alza del 9% durante el primer
trimestre del año.
Tenaris registró una
decepcionante ganancia de u$s 0,02 por acción para el primer trimestre,
cuando un año atrás dicho indicador había sido de u$s 0,22 por acción,
quedando por debajo de las expectativas de analistas. Las ventas netas
de la compañía para el trimestre fueron de u$s 1.257 millones, poco más
de la mitad de las registradas a principios de 2015. La empresa –
productora de tubos de acero sin costura para la industria petrolera -
continúa viendo su rentabilidad afectada por el declive en la actividad
de perforación petrolera a lo largo del planeta. De acuerdo a la Cámara
Argentina del Acero (CAA), la producción de acero crudo del país cayó un
26,1% interanual, evidenciando las dificultades del sector.
En
otras noticias corporativas, YPF recibió un fallo en su contra de la
Cámara de Comercio Internacional (ICC por sus siglas en inglés) por el
cual la petrolera deberá pagar una indemnización de un total u$s 500
millones a dos empresas tras rescindir contratos de exportación de gas
(con Uruguaiana Emprendimientos S.A.) y transporte (con Transportadora
de Gas del Mercosur S.A.) en el año 2009. La empresa anunció en un
comunicado que “interpondrá todos los recursos legales para defender sus
intereses […] por considerar dicho laudo arbitral nulo.”
Tras la vuelta al mercado, nueva deuda pública en el horizonte
En
el plano de la renta fija, asoman nuevas emisiones de deuda pública en
el horizonte. De acuerdo a diferentes reportes, las provincias de
Neuquén, Mendoza, y Córdoba buscarían colocar deuda por un total de
alrededor de 4 mil millones de dólares durante los próximos 30 días. El
secretario de Finanzas de la Nación, Luis Caputo, declaró que se
emitirían bonos por u$s 3.000 millones con el fin de cubrir parcialmente
las necesidades financieras del Estado, aunque dichas colocaciones
podrían extenderse hasta u$s 5.000 millones dependiendo de las
condiciones del mercado. La calificadora de riesgo Moody’s elevó la nota
de 29 fondos de inversión en deuda Argentina, reflejando la mejor
visión acerca de la solvencia crediticia del país, lo cual podría
facilitar una reducción en los costos de financiamiento.