Contrastes en el mercado triguero. Enrique Erize

Nuestra última intervención en el Congreso "A Todo Trigo", organizado por la Federación de Acopiadores, motivó algunas polémicas. Ello pues, en nuestra exposición, alertamos sobre la diferencia de escenarios en materia de mercados que le corresponden al trigo de la presente campaña respecto del de la temporada 2016/2017. En efecto, las expectativas de precios son muy diferentes.

En el caso del trigo disponible, la plaza es una caldera. Era previsible y así lo anunciamos hace varios meses en este mismo espacio. Una cosecha pobre en volumen (con un área históricamente baja) y en calidad ha generado un cuadro de situación comprometido al momento de asegurar el abastecimiento interno del año calendario 2016. Ahora son muchos los que comparten la preocupación. ¿Los números no cierran? Algo de eso hay.


La industria molinera, sobredimensionada increíblemente al calor de las políticas "amigables" del anterior Gobierno, ahora amenaza con importar trigo de Uruguay cuya disponibilidad, dicho sea de paso, es muy pero muy acotada. En consecuencia, la molinería deberá aumentar sus ofertas en el plano local si quiere abastecer la demanda interna de los próximos meses en tiempo y forma.

Los trigos con 9,5 de proteína y 76 de ph, ninguneados hace un par de meses, hoy son muy requeridos. En realidad, más allá de los parámetros habitualmente derivados del standard de calidad, si con el trigo que queda se puede hacer algo parecido al pan, los molinos lo pagarán por bueno. Y en el sudeste/sudoeste de la provincia de Buenos Aires queda mucho trigo con semejantes características.

En el caso del trigo 2016/2017, la historia es muy distinta. Aún teniendo en cuenta que hay problemas para sembrar en tiempo y forma en la zona triguera norte (al norte de la ruta 7), no se discute que el área del cereal crecerá este año en al menos un 25% (algunos estiman un 35%) y con un mayor paquete tecnológico por la baja en los precios de los fertilizantes.

Con rindes de tendencia podría estimarse una producción que se ubicaría en un rango de entre 14 y 15 millones de toneladas, lo que derivaría en un excedente exportable de entre 8 y 9 millones. El efecto "encandilamiento" del presente año (retenciones a cero y devaluación, con precios en pesos que se triplicaron) en el nuevo ciclo no se dará y los meteorólogos están pronosticando un clima muy favorable para los cultivos y para su calidad.

Stock/consumo récord

En semejante contexto, es importante destacar que la plaza triguera internacional muestra una relación stock/consumo que es récord histórico y que las exportaciones de EE.UU. muestran ¡el peor ritmo de los últimos 40 años! Es por este conjunto de razones que nuestra opinión en "A Todo Trigo" no fuera la misma que el año pasado. En aquella oportunidad sugerimos (se podría decir que insistimos) aumentar el área de trigo y "no leer los diarios". Ahora, la cuestión es muy diferente.

Un factor de mercado a monitorear es, sin duda alguna, el clima en EE.UU. en el periodo junio/agosto. Si la cosecha gruesa en dicha nación evolucionara sin problemas en ele período, Chicago acusará el impacto. Hoy por hoy, es nuestra convicción que las cotizaciones en la plaza estadounidense tienen incorporado un cierto premio climático que podría desaparecer y afectar las cotizaciones en general.

¿Cómo actuar entonces? Quienes tengan que vender el trigo en plena cosecha no debieran subestimar valores del orden de los 170 dólares por tonelada, como se muestran hoy, toda vez que es muy probable que los precios puedan moverse (al momento de la recolección) entre 140 y 160 dólares. Quienes puedan demorar ventas para el segundo cuatrimestre, muy probablemente accederán a los beneficios del llamado "efecto Mercosur" y aspirar a valores del orden o por encima de los 180 dólares. En definitiva, un escenario muy distinto al que era más que previsible un año atrás.