Cómo evitar el estrés del rodeo por las lluvias

Los excesos hídricos generan problemas sanitarios en los bovinos. Un artículo del Inta menciona una serie de herramientas a tener en cuenta para minimizarlos.
Las inundaciones que asolan a la mayor parte del conglomerado productivo argentino ocupan las primeras planas de todo el país, que hacen referencia a las pérdidas económicas por las hectáreas que no se podrán cosechar así como también el perjuicio adicional que significan para el ya castigado sector lechero.
Sin embargo, las consecuencias son mucho más amplia. En el caso de la ganadería, por ejemplo, el exceso de lluvias puede generar estrés en los animales, predisponiéndolos a contraer enfermedades que en condiciones normales no ocurrirían. Además, al reducir la disponibilidad de pasturas, generan mayor hacinamiento de los animales.
De acuerdo a un artículo que reproduce el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), “en los campos donde antes había pastizales y hoy se encuentran anegados se redujo la disponibilidad de alimento. Esto puede provocar una deficiencia nutricional, al estar los animales casi todo el día en el agua, se provoca una caída de su inmunidad natural. Así, aumenta la posibilidad de que agentes patógenos, que normalmente no afectan la salud de los animales, se exacerben y provoquen enfermedades”.
En ese marco, el artículo señala una serie de recomendaciones para reforzar la sanidad del rodeo, teniendo en cuenta, por ejemplo, la categoría del animal.
Terneros. Hay que tener en cuenta si se hizo o no el destete. Un ternero que esté con su madre, tiene mayores posibilidades de sobrellevar el estrés. Pero en esta época esa madre ya está preñada nuevamente y debe recuperarse para su próximo parto.
Si ya se destetó, hay que darle una atención especial a los terneros y a la recría, que son los animales más susceptibles de enfermarse ante una caída de las defensa naturales. Más aún si el destete fue precoz o híper precoz.
Enfermedades. Complejo Respiratorio Bovino. Es una de las principales afecciones que podría desarrollarse. Se recomienda vacunar contra agentes del complejo respiratorio a los terneros: dos dosis con intérvalos de 15 días entre ellas, tratando de aplicar la segunda dosis al menos 10 días antes del destete.
En cuanto a las condiciones ambientales, el potrero donde irán los animales destetados debe ser un lugar alto, que no se inunde, con una buena superficie por animal, evitando el hacinamiento, bien empastado que permita llevar alimento si fuera necesario. Si algún animal manifiesta algún signo de la enfermedad respiratoria, debería ser tratado y si fuese posible conviene retirarlo del lote, para evitar contagios.
Manca, gangrena gaseosa y enterotoxemia. Son enfermedades clostridiales que afectan sólo a animales entre el año y los dos años. Por eso hay que vacunar antes del destete, y reforzar con otra dosis cuándo se presenta estrés, como en estos momentos.
Leptospirosis. Otra de las enfermedades que puede emerger en estas condiciones. Se presenta con cuadros de fiebre, inapetencia (anorexia), anemia, orina marrón oscura (hemoglobinuria), ojos amarillos (ictericia), excitación nerviosa y poliartritis. Puede producir muerte y en vacas adultas provocar abortos. La principal prevención es vacunar a todos los animales del rodeo.
Parásitos internos. La concentración de animales y la humedad favorecen la infestación con parásitos gastrointestinales en los terneros y animales de recría. Debido al estrés, los animales mayores de 18 meses y adultos pueden bajar su inmunidad a los parásitos. Por esta razón, se debe intensificar el control de los parásitos internos. Se realiza un conteo de huevos en materia fecal (hpg) previo a la desparasitación con bencimidazoles orales, ricobendazol, oxfendazol o levamisol (inyectables). No se recomienda el uso de ivermectinas como antiparasitario internos. Se recomienda también el control (hpg) post desparasitación.
Estos tratamientos deben suministrarse a los terneros destetados y a la recría hasta los 18 meses de edad.
Además, el área de Fasciola hepática puede verse ampliada por la mayor distribución del huésped intermediario (caracol). Un síntoma de la presencia de esta parasitosis es la pérdida de condición corporal y pelo erizado y descolorido en categorías adultas. El diagnóstico se realiza por análisis de materia fecal y presencia del caracol intermediario en los potreros con cañada generalmente. Para el tratamiento se utilizan drogas fasciolicidas como Triclabendazol.
Animales adultos. Carbunclo (Ántrax). Es producida por bacterias esporuladas, muy resistentes en el medio ambiente, sus esporos pueden vivir muchos años en la tierra y ser transportados por el agua, lo que aumenta las posibilidades de contagio de la enfermedad. Existen en el mercado vacunas muy efectivas para la prevención que conviene aplicar anualmente en animales a partir de los tres meses de edad. En caso de campos inundados, debido a los factores antes mencionados, deben darse dos dosis de vacunas anuales.
Síndrome de la tristeza bovina. Se compone de dos enfermedades, babesiosis y anaplasmosis: la primera es una enfermedad parasitaria transmitida por la garrapata común del bovino (Riphicephalus microplus) y la segunda es producida por ricketsias, transmitidas principalmente por insectos hematófagos (que se alimentan de sangre) o por el daño causado por una mala intervención médica (iatrogenia). En el caso de inundaciones y de hacinamiento, el movimiento de garrapatas a zonas altas y la mayor proliferación de insectos en esta época del año crean un ámbito propicio para la presentación de estas enfermedades.
Se recomienda vacunar a animales jóvenes y realizar tratamientos con antiparasitarios externos con baños, con el antiparasitario pour on o inyectables. Se debe estar atentos a la aparición de garrapatas, aún en campos que se consideran “libres” o al aumento de insectos hematófagos.
Hembras gestantes. Brucelosis y leptospirosis. Ambas son enfermedades zoonóticas (pueden transmitirse al hombre) de fácil trasmisión a través de mucosas (brucelosis) y de mucosas y piel macerada por el agua (Leptospirosis). Ambas producen también abortos a partir del segundo tercio de gestación (entre los tres y seis meses de preñada) y en el caso animales hacinados y por las costumbres propias de los bovinos, los fetos, placenta y líquidos placentarios pueden ser una fuente importante de infección.
Para el caso de brucelosis existe un plan nacional de Senasa que regula la aplicación de vacunas a las hembras entre los tres y diez meses de edad con la cepa 19 de Brucella abortus. Para el caso de leptospirosis, se recomienda la vacunación con bacterinas que contengan las cepas locales más comunes, dos dosis anuales con intervalos de 15-20 días entre ellas
Todo el rodeo. Al estar casi todo el día con las patas en el agua y barro, los animales pueden sufrir el reblandecimiento de los tejidos podales, que es propicio para infectarse de bacterias que se localizan en la zona de la corona y pezuñas, produciendo fisura generalmente con un olor fétido. Hay que prestar atención a la aparición de cojera o pietín porque pueden infectarse varios animales del rodeo. El tratamiento se realiza con antibióticos y curaciones locales y con desinfectantes podales.

Fuente: Agrovoz.