Mirando lo que el agua se llevó. Sergio Persoglia

Cuando el sol se asomó el miércoles sobre el Paraná, en Rosario, los operadores de granos que tienen oficina sobre el río corrieron a registrar esa escena con sus celulares y enseguida desparramaron las fotos por todas las vías posibles.
   
Era la noticia más esperada por la cadena agrícola argentina, que veía cómo la zona núcleo, la principal región productiva del país, estaba sumergida en casi tres semanas constantes de lluvias, registrando pérdidas de producción que tardarán en cuantificarse con precisión.
 
Cálculos precisos, testimonios ciertos y, también, especulaciones, hay muchos. Vale la pena desgranarlos.
 
Carlos Di Bella, un reconocido experto que dirige el Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar, pronostica que habrá más días de lluvia en lo inmediato y que, así, este abril podría ser el más lluvioso de los últimos 50 años. Agrega que esta situación forma parte del fenómeno de El Niño, que se extenderá durante el otoño, para ir debilitándose en el invierno, cuando entraría en una fase neutral.
   
La situación argentina, uno de los tres principales productores mundiales de soja (junto con Estados Unidos y Brasil) es seguida de cerca por todos los pronosticadores mundiales, por su impacto en los mercados.
   
Para Word Weather, “la increíble cantidad de lluvia caída sobre la zona central y el noreste de Argentina generará fuertes pérdidas de producción, pero quizás menos dramáticas de lo que algunos estiman”.
 
Y destaca que la zona más afectada es una franja que abarca zonas de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, en la que se produce cerca del 30% de la soja del país.
   
Una importante empresa de análisis climatológico, World Weather Inc., con base en Kansas (EE.UU.), dijo en un informe que se conoció el jueves que lo peor de las lluvias para la zona núcleo argentina ya pasó. Advierte que habrá otro episodio sobre inicios de la próxima semana, pero que no tendrá la continuidad extrema de lo sucedido en los últimos 20 días.
   
En cuanto a los datos duros y concretos, los técnicos de las Bolsas granarias de las regiones afectadas han aportado buenas precisiones en los últimos días.
 
El más reciente informe, el de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, dijo sobre el cierre de la semana que ahora estima una cosecha de soja de 56 millones de toneladas, 4 millones menos que en su último cálculo, solo 7 días antes.
 
Si así fuera, la baja en la producción, con respecto al año pasado, sería de 8%, porque en el 2015 se cosecharon 61 millones de toneladas, según la entidad.
 
“La zona núcleo sojera registra sectores con pérdidas de superficie, ya sea por inundaciones o por abandono de lotes afectados por hongos. Los problemas en la calidad de los granos en algunos casos son tan extremos que no justifican la cosecha”, precisan los expertos de la Bolsa.
 
Y agregan que “al desgrane de vainas y a la merma en el peso en los granos, habrá que sumarle las pérdidas de cosecha que registraremos una vez que las máquinas puedan ingresar a los lotes, como pérdidas por cabezal y de grano liviano por cola de la cosechadora”.
   
Para los especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario, los daños que se están registrando en la calidad del granos de soja son enormes. “No tienen precedentes desde el inicio de la soja en la región”, advierten con claridad.
   
Agregan que el estado de los caminos es deplorable y que todo esto repercutirá sobre los ingresos a percibir por el productor, ya que habrá más gastos en secada, embolsado, castigos en el precio por calidad e inclusive rechazo de la mercadería. “Habrá que evaluar el nivel de pérdidas frente a deudas pendientes y los planes para la próxima cosecha”, dicen desde la Bolsa rosarina.
   
Justamente, en un banco privado de primera línea comentaron a Clarín Rural esta semana que están casi paralizadas las consultas sobre créditos, que los hay con tasas y plazos muy atractivos. “Todo el mundo quiere ver cómo termina esta película”, comentó un ejecutivo con años de trabajo con productores y empresas del agro.
 
Una de las zonas más afectadas es Entre Ríos. Allí, la Bolsa de Cereales de la provincia hizo algunos cálculos que arrojan conclusiones preocupantes. Es cierto que solo tiene el 7% de la producción sojera nacional, pero en conjunto con Santa Fe, que tiene el 24%, superan el 30%.
   
Los entrerrianos cosecharían poco menos de 1,2 millón de hectáreas de soja, que arrojarían una producción de 1,8 millón de toneladas. Es decir, un promedio por hectárea cercano a 1.300 kilos. Si a esa producción promedio se le aplica una reducción por calidad de 20% (es lo que viene detectando el laboratorio de la Bolsa entrerriana en los últimos días), se obtiene un rinde neto de unos 1.100 kilos por hectárea.
 
Pero los costos de producción promedio de soja en la provincia se ubican en 2.400 kilos por hectárea, por lo cual la pérdida promedio sería de unos 1.300 kilos por hectárea.
   
Antes de tanta agua, la provincia calculaba producir 3 millones de toneladas de soja, con lo cual la caída sería de 1,2 millones. A los precios de hoy, son unos 285 millones de dólares menos de ingresos para productores y empresas.
 
Es solo un ejemplo. En los próximos días, o semanas, comenzará a quedar en claro si es representativo de una situación más extendida.