Con más pesos, la balanza fiscal comienza a equilibrarse. A. Rollán

El Gobierno prevé que al final de la cosecha habrá más pesos por la revalorización de los granos, y que por estos se pagarán más Ganancias.


Expoagro sintetizó durante sus cuatro días (finaliza hoy en Ramallo, autopista Rosario-Buenos Aires) el momento que vive el sector agropecuario, marcado por buenas expectativas pero con una realidad que demora su concreción.

Más allá del pronóstico con augurios para las gramíneas de cara a la campaña 2016/17, ya sin los lazos que sujetaban la comercialización del trigo y del maíz, la coyuntura no aporta buenas sensaciones para la canasta agrícola.

El precio en pesos de la soja no termina por convencer a los productores. La cotización del trigo tampoco seduce; sus 145 dólares actuales son 30 dólares menos que los 175 que tendría que valer.

En los próximos meses, será el mercado el encargado de acomodar, o no, los valores al gusto del productor. En soja, ya los analistas de los principales semilleros vaticinaban a mediados de 2014 que el precio iba a transitar durante los próximos cinco años en alrededor de 320 dólares la tonelada. El martes cerró en 322 dólares.

Desde el Gobierno advierten que no habrá más medidas de fomento para la agricultura. Sus funcionarios lo aclararon durante la muestra. Consideran que el esfuerzo fiscal que significó la eliminación de las retenciones al trigo y al maíz junto con la reducción para la soja, fue suficiente. Ahora es el turno de la lechería, a la cual el Estado, vestido de comprador, le aportará fondos fiscales para absorber el sobrestock de leche en polvo.

Ante semejante aporte, el Gobierno pretende iniciar el proceso de recuperación. Sabe que el productor se encontrará al final de la cosecha con mucho más pesos por la revalorización de sus granos, por los que pagará más impuestos a las Ganancias.

La Ley de Emergencia Económica, vigente desde 2001, impide la actualización por inflación del tributo, por considerarla indexatoria. Sólo el pleito judicial pude dirimir las apreciaciones entre la ganancia real y otra ficticia, con los costos que ello acarrea.

En diciembre pasado, cuando anunció en Pergamino la eliminación de las retenciones a los cereales y la baja para la soja, el presidente Mauricio Macri invitó a los productores a pagar “con alegría” el tributo. También les advirtió que el Estado será implacable con aquellos que no cumplan con la obligación.

Si bien los productores admiten que van a percibir más pesos por su cosecha, cuando los traduzcan a dólares (por ejemplo para la compra de insumos) también van a recibir menos cantidad.

Más allá del esfuerzo que van a realizar las empresas agrícolas en pagar más Ganancias, el sistema tributario para los granos es más equilibrado que hace seis meses.

Antes, las retenciones, además de llevarse una porción del precio del productor, no eran coparticipables y su disponibilidad gozaba de una discrecionalidad extrema. Mientras tanto, Ganancias es coparticipable y esa condición ya lo hace más equitativo.