El
recientemente asumido gobierno nacional cumplió en tiempo y forma con
algunas de las propuestas en políticas agropecuarias incluidas en su
plataforma electoral y eso, tras 12 años de incumplimientos y castigos
hacia el sector productivo, es un hecho sumamente relevante y merece ser
destacado por lo positivo.
Fueron
muchos los años desperdiciados dentro de esta confrontación empujada
por el gobierno saliente que llevó a que, por ejemplo, se pierdan unas
12 millones de cabezas del stock vacuno, a sembrar año tras año cada vez
menos trigo, y al quiebre generalizado de las economías regionales, con
casos insignias como la lechería y las frutas del Alto Valle y Mendoza
como solo dos caras del fracaso económico.
La confrontación terminó. Es lógico entonces que las esperanzas y expectativas se renueven para este 2016. Como entidad gremial federal el desafío por delante es construir canales de diálogo entre el sector público y el privado insustituibles, que perduren en el tiempo más allá de quien esté en cada lugar.
La confrontación terminó. Es lógico entonces que las esperanzas y expectativas se renueven para este 2016. Como entidad gremial federal el desafío por delante es construir canales de diálogo entre el sector público y el privado insustituibles, que perduren en el tiempo más allá de quien esté en cada lugar.
Nos
esforzaremos en crear estos vínculos institucionales que traten la
agenda de temas a resolver en el presente y aquellos que conlleven una
visión más a futuro. Debemos, entonces, ser parte de la diagramación del
sector agroindustrial que viene, desde el rol que nos ocupa y a través
del debate profundo.
Por
tanto el dialogo, el discusión fértil y la búsqueda de consensos deberán
ser la base de la verdadera explosión productiva, a la que los
argentinos debemos apostar.
Durante
esta última década Argentina se quedó afuera de los principales
mercados internacionales de alimentos. Como lo expone el informe
económico de CRA, en los últimos 10 años nuestro país perdió el
liderazgo en la mayoría de los alimentos que exporta, desde la carne
vacuna hasta el trigo. De una canasta de once productos de origen
agropecuario, Argentina descendió en ocho en el posicionamiento mundial.
El
desafío en este sentido de política de comercio exterior comprende la
recuperación de la competitividad con previsibilidad y una macroeconomía
sin desequilibrios, con reglas de juego públicas que fomenten a la
inversión.
Serán indispensables en
este horizonte de cuentas pendientes mejorar la calidad normativa con un
perfeccionamiento de la regulación que simplifique y racionalice los
procesos. También debe trabajarse en una reforma impositiva y fiscal, y
en la búsqueda de alivianar de requisitos burocráticos y regímenes de
información obsoletos el trabajo del productor.
Queda
mucho por hacer en políticas públicas como elevar los reintegros para
la lechería y la ganadería, e implementar programas de financiamiento
blandos que saquen del pozo a las economías regionales regionales, así
como a las producciones alejadas de los puertos.
Del mismo modo
afloran discusiones y soluciones como la fiscalización y normalización
del comercio y uso de semillas, la adecuación normativa para reimpulsar
los Mercados de Futuros, restablecer el ajuste por inflación y adecuar
el régimen para la promoción de empleos dentro del sector
agroindustrial, en particular en las producciones regionales.
Desde
el 2003 a la fecha más de 95 mil productores agropecuarios se alejaron
de la actividad debido a los grandes errores políticos. El daño ya está
hecho. Queda entonces trabajar con esfuerzo, compromiso y unidos por una
República sólida institucionalmente.
Los
retos requieren de grandes esfuerzos para superarlos. Confederaciones
Rurales Argentinas como entidad federal, con representación en todas las
regiones del país está a la altura de las circunstancias con su
participación gremial y con el apoyo de miles de jóvenes que trabajan
día a día dentro de la entidad.