Con otro escenario de competitividad, la exportación intenta secar la plaza de maíz viejo Nicolás Ferrer
El
aumento de la volatilidad evidenciado en los mercados de commodities
durante el año 2015 parece persistir hacia principios del corriente año,
y la historia no difiere para el maíz, particularmente en el ámbito
local. De repente pasamos a posicionarnos como uno de los orígenes más
competitivos para la adquisición de este cultivo, y dicho cambio
estructural que viene de mano de la nueva dinámica
cambiaria se hace sentir en la plaza local. Para nuestra desgracia, el
momento en el cual surge este cambio de paradigma dista de ser ideal,
con los valores negociados en baja en el mercado internacional.
Más
vale tarde que nunca dice la expresión: Brasil corrió con ventaja en
esta carrera, con un tipo de cambio más competitivo que le permitió
inundar el planeta con su maíz viejo durante los últimos meses y
pudiendo aprovechar en mejor medida la contraestacionalidad de su oferta
con respecto a la cosecha norteamericana y el breve rally registrado a
mediados de año ante los temores climáticos con respecto a la producción
de aquel país. Actualmente las perspectivas para los productos
agrícolas en el plano global distan de ser alentadoras desde el punto de
vista macroeconómico, aunque resulta sobrecogedor imaginar qué factores
fundamentales desde la demanda podría llevar al mercado más abajo a
niveles en que estos productos se encuentran tan sobrevendidos.
Para
la semana actual la pauta fue establecida por un nuevo derrumbe de los
mercados accionarios chinos (ver nota sobre Mercados de Capitales), el
cual, si bien no queda claro que dice sobre el estado de la economía del
gigante asiático, no resulta ser manifestación de una situación
positiva. Los futuros del petróleo WTI marcaron mínimos de 12 años,
poniendo presión a los márgenes de la industria norteamericana de
etanol, que sólo han logrado sostenerse gracias a los bajos precios
registrados para el maíz.
A
pesar de todo esto, el fuerte incremento de los valores ofrecidos por
este cultivo a nivel local es un correlato de la caída de la brecha
existente entre los planos domésticos e internacional. La operatoria en
el recinto físico de la BCR durante la última semana se mostró animada
por la caída del peso con respecto al dólar (del 6,6% en lo que va del
año), la cual mejoró sensiblemente la capacidad de pago de la
exportación. Este esfuerzo por "secar la plaza" se viene
registrando en las estadísticas oficiales de compras por parte de
exportadores de maíz del ciclo 14/15. El total adquirido durante las
últimas dos semanas superó las 350 mil toneladas, y nos debemos
retrotraer a mediados de octubre para registrar un volumen similar.
Los
participantes de este segmento se mostraron particularmente interesados
por hacerse de la mercadería en el mediano plazo, con muchos
posicionándose en posiciones sobre mediados de febrero o sin descarga.
Las ofertas abiertas en dicha condición llegaron a alcanzar los $2.000
por tonelada durante la jornada del viernes, con descuentos de a partir
de unos $50 si se deseaba realizar la entrega con carácter disponible. Estos
ofrecimientos representaron mejoras superiores a un 10% con respecto a
los realizados a fines de la semana anterior, impulsando así la
realización de negocios por un volumen cercano a las 500.000 tn según se
puede evidenciar en SIO Granos para operaciones con entrega hasta
febrero inclusive.
A
pesar de que sólo restan semanas para el inicio de la trilla temprana,
resulta llamativo el repentino desinterés de los operadores por realizar
transacciones con base sobre los meses posteriores a febrero, en los
cuales la cosecha alcanza su mayor ritmo. A diferencia de lo sucedido
con las compras de cosecha vieja, las adquisiciones por el maíz de nueva
campaña por parte de la exportación durante las dos últimas semanas del
año fueron las más bajas desde mediados de noviembre. En
las primeras semanas de diciembre del 2015 los valores operados en el
Mercado a Término de Buenos Aires para el maíz sobre Rosario en el mes
de abril rozaron los u$s 150 por tonelada, aunque desde entonces el
derrotero de los valores en Chicago - a la vez que el sostenimiento de
la buena condición de los cultivos de maíz en la zona núcleo - hizo
retroceder las ofertas sobre dicha base, hasta alcanzar valores cercanos a los u$s 145 en la plaza física local.