Una foto con el maíz en su mejor nivel en cinco años. Pablo Andreani

A partir de ahora, los productores podrán comenzar cada jornada en un entorno amigable para la inversión, la producción y la generación de riqueza. Atrás quedan los años de discriminación y confrontación hacia el sector agropecuario, es el tiempo para que la Argentina exprese al máximo su potencial productivo y pueda despegar de la mano del campo.
No todos los cultivos se han visto beneficiados por igual, a excepción de la soja –con una baja potencial de cinco por ciento en las retenciones– el resto de los granos recibirían la bendición de retenciones “cero”. Sin dudas que el trigo y el maíz son los más beneficiados en este nuevo esquema. Prueba de ello es la respuesta que ha tenido el mercado en estas últimas semanas. El maíz posición abril cotizando a 147,5 dólares en el Matba es un precio que ya contempla retenciones cero.
Con este nivel de precios, el ingreso bruto de una hectárea de maíz, considerando rendimiento promedio normal para la pampa húmeda, supera los 1.500 dólares por hectárea, el ingreso más alto de los últimos cinco años. Lo mismo sucede con el trigo, cuyo precio futuro, posición julio en el Matba, está cotizando a 178 dólares, a solo seis dólares del nivel de retenciones cero.
El productor debe hacer bien los números y evaluar si no le conviene vender ahora parte de su trigo y de su maíz, a los actuales niveles de mercado, que cotizan en las posiciones futuras del Matba. En cambio, en el caso de la soja, una baja de retenciones de cinco puntos no es suficiente para generar una mejora significativa en los márgenes brutos, en la mayoría de las zonas extrapampeanas. Solo aquellas zonas ubicadas a menos de 300 kilómetros de los puertos de Rosario, y con rendimientos por hectárea muy por encima de la media, podrán tener buenos márgenes brutos. Como concepto central, podemos decir que tanto el trigo como el maíz se van a ver beneficiados por la eliminación de las retenciones y la mejora del tipo de cambio que podrá licuar parte de los costos de bienes y servicios en pesos, partiendo de la premisa de que la potencial devaluación no se trasladará a precios. En cambio la soja se verá beneficiada únicamente por la mejora en el tipo de cambio, ya que una reducción de cinco puntos en las retenciones se da en un momento de sobreprecio en el mercado que, cuando se acomode, ira licuando aún más el potencial beneficio de la baja de retenciones.
Como dato para el análisis, para igualar el ingreso bruto de un maíz de 12.000 kg/ha en zona núcleo, norte Buenos Aires y sur de Santa Fe, hace falta un rendimiento de 6.400 kg/ha de soja.
Si hacemos el análisis comparativo en zona centro-sur de Córdoba, para igualar el ingreso bruto de un maíz de 9.000 kg/ha hacen falta 3.800 kg/ha de soja. La situación productiva actual, de lo ya sembrado, no se puede modificar; sembrado está. Salvo en el caso de aquellos productores que han podido cambiar su plan de siembra, aumentando la superficie de maíz de segunda o tardío en reemplazo de soja.
En cambio, el resultado económico de la soja en el NOA (Lajitas en Salta), al actual precio de mercado, los márgenes brutos son negativos. Para generar cierto margen bruto positivo se debería bonificar más del 50 por ciento del valor del flete. La zona del NEA también tiene serias restricciones económicas para producir soja. Hay que tener en cuenta que las provincias del norte siembran cinco millones de hectáreas; con lo cual hacen falta medidas adicionales a la quieta del cinco por ciento de las retenciones.
Este año los productores del norte han sembrado soja por esperanza y porque debían pagar deudas contraídas en años previos afectados por la sequía. Pero la próxima campaña 2016/17 solo podrán sembrar si tienen un mínimo de ganancia económica.