Las
jornadas hábiles de la última se encontraron cargadas de sucesos
trascendentales en el ámbito institucional, los cuales no mostraron un
comportamiento concordante en el mercado local de trigo. Los operadores
se abstuvieron mayormente de realizar operaciones, tal vez con los
oferentes esperando una mejora adicional en los valores escuchados, la
cual se postergó a pesar de una recuperación del cereal en el mercado de
Chicago.
La
variedad de ofertas abiertas de la exportación por la nueva cosecha ha
disminuido marcadamente en las últimas semanas, desapareciendo aquellas
posiciones más alejadas. Por la mercadería en condición cámara con
entrega disponible se llegaron a ofrecer abiertamente unos $1.300 por
tonelada la jornada del viernes, mientras que si se difería la entrega
hacia la segunda quincena de enero se proponían unos u$s 155 la
tonelada. Dicho valor superaba en más de un 11% el FAS teórico calculado
bajo el régimen vigente de retenciones. El total adquirido de la
cosecha 15/16 por parte de la exportación de acuerdo a datos oficiales a
principios de diciembre sigue encontrándose en valores irrisorios. Tan
sólo se habrían originado unas 673 mil toneladas al 2/12, lo cual
representaría tan sólo un 7% de los 9,6 millones de toneladas que la
Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR estima para la campaña
actual.
Los
premios por calidad reflejan las recientemente establecidas
expectativas de una campaña que, a pesar de traer un mayor volumen del
esperado, muestra deficiencias con respecto a algunos indicadores. La
finalización de la trilla en algunas zonas se vio retrasada por las
fuertes precipitaciones, las cuales a su vez generaron pérdidas de rinde
al oeste de la zona núcleo. Tanto los técnicos de GEA
como los reportes del Ministerio de Agricultura hablan de una baja
aptitud del cereal para molinería, con un bajo peso hectolítrico y
contenido de gluten, a la vez de que una alta disparidad en términos
proteicos. Una planta de Rosario pagaba entre $1.700 y $1.800 la
tonelada según el contenido de gluten por trigo con un PH de 76 en
condición disponible. Por su parte, un exportador sobre San Martín
ofrecía unos $1.550 por un cereal con un PH de 78 y un 10,5% de
proteína. La industria por su parte al 25/11 tan sólo había adquirido
unas 275 mil toneladas del cereal nuevo, poco más de un tercio de lo que
había comprometido a la misma altura del año anterior.
Los
diferentes mercados norteamericanos del cereal mostraron una tendencia
alcista a espaldas de un dólar que cierra la semana sin lograr
recuperarse del derrumbe sufrido la semana anterior. Los contratos
cercanos de trigo blando mostraron su mayor ganancia semanal desde fines
de octubre, marcando un máximo para las últimas tres semanas. Dicho
rebote no parece ser más que un ajuste propio de un arbitraje del
mercado exportador que daría una mayor preferencia al trigo de los
EE.UU. frente a sus contrapartes del continente europeo ante una mejor
competitividad cambiaria. A pesar de ello, los últimos datos de ventas
al exterior semanales desde los EE.UU. se quedaron cortos con respecto a
las expectativas, apenas superando las 225 mil toneladas, el registro
más bajo desde principios del mes pasado.
La
circunstancia de abundancia del mercado triguero global permanece sin
mayores alteraciones tras un nuevo reporte de oferta y demanda del
Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA por sus siglas en
inglés). A nivel norteamericano el organismo no presentó cambio alguno
con respecto a noviembre, dejando los inventarios a fin de campaña en
unos 24,8 millones de toneladas, apenas unas 200 mil toneladas por
debajo de lo previsto por operadores. A su vez, USDA presentó
proyecciones para el ciclo comercial 2016/17 en las cuales prevé un
ligero incremento en la producción con respecto a la pasada cosecha.
Sin
embargo, el panorama para los stocks a nivel global resulta ser más
desalentador, con un incremento de 2,6 millones de toneladas respecto al
valor previo, mientras el mercado descontaba una pequeña baja. Ello
tiene lugar gracias a aumentos en los cálculos para la producción de
exportadores tradicionales como Canadá y la Unión Europea,
particularmente en Francia. El buen clima en la región del Mar Negro
habría mejorado la situación de sus cultivos, en particular en Ucrania
donde se espera la cosecha supere las 60 millones de toneladas.
En
el corto plazo parece que el contexto en el cual se pretende que la
Argentina vuelva a salir al campo de juego del mercado de exportación de
trigo dista de ser ideal, pero no existe razón por la cual no pueda
hacerlo. A pesar de que las necesidades de los importadores no
encuentran problemas para ser abastecidas desde otros destinos a precios
muy atractivos, y la baja calidad del cereal no ameritará una prima en
los valores negociados, existe un margen para ganar en competitividad
con reglas de juego más claras y un valor de la moneda que haga más
atractiva nuestra producción.