Trigo: dejado de lado en un mercado atento a los granos gruesos Nicolás Ferrer

Las jornadas hábiles de la última se encontraron cargadas de sucesos trascendentales en el ámbito institucional, los cuales no mostraron un comportamiento concordante en el mercado local de trigo. Los operadores se abstuvieron mayormente de realizar operaciones, tal vez con los oferentes esperando una mejora adicional en los valores escuchados, la cual se postergó a pesar de una recuperación del cereal en el mercado de Chicago.
La variedad de ofertas abiertas de la exportación por la nueva cosecha ha disminuido marcadamente en las últimas semanas, desapareciendo aquellas posiciones más alejadas. Por la mercadería en condición cámara con entrega disponible se llegaron a ofrecer abiertamente unos $1.300 por tonelada la jornada del viernes, mientras que si se difería la entrega hacia la segunda quincena de enero se proponían unos u$s 155 la tonelada. Dicho valor superaba en más de un 11% el FAS teórico calculado bajo el régimen vigente de retenciones. El total adquirido de la cosecha 15/16 por parte de la exportación de acuerdo a datos oficiales a principios de diciembre sigue encontrándose en valores irrisorios. Tan sólo se habrían originado unas 673 mil toneladas al 2/12, lo cual representaría tan sólo un 7% de los 9,6 millones de toneladas que la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR estima para la campaña actual.
Los premios por calidad reflejan las recientemente establecidas expectativas de una campaña que, a pesar de traer un mayor volumen del esperado, muestra deficiencias con respecto a algunos indicadores. La finalización de la trilla en algunas zonas se vio retrasada por las fuertes precipitaciones, las cuales a su vez generaron pérdidas de rinde al oeste de la zona núcleo.  Tanto los técnicos de GEA como los reportes del Ministerio de Agricultura hablan de una baja aptitud del cereal para molinería, con un bajo peso hectolítrico y contenido de gluten, a la vez de que una alta disparidad en términos proteicos. Una planta de Rosario pagaba entre $1.700 y $1.800 la tonelada según el contenido de gluten por trigo con un PH de 76 en condición disponible. Por su parte, un exportador sobre San Martín ofrecía unos $1.550 por un cereal con un PH de 78 y un 10,5% de proteína. La industria por su parte al 25/11 tan sólo había adquirido unas 275 mil toneladas del cereal nuevo, poco más de un tercio de lo que había comprometido a la misma altura del año anterior.
Los diferentes mercados norteamericanos del cereal mostraron una tendencia alcista a espaldas de un dólar que cierra la semana sin lograr recuperarse del derrumbe sufrido la semana anterior. Los contratos cercanos de trigo blando mostraron su mayor ganancia semanal desde fines de octubre, marcando un máximo para las últimas tres semanas. Dicho rebote no parece ser más que un ajuste propio de un arbitraje del mercado exportador que daría una mayor preferencia al trigo de los EE.UU. frente a sus contrapartes del continente europeo ante una mejor competitividad cambiaria. A pesar de ello, los últimos datos de ventas al exterior semanales desde los EE.UU. se quedaron cortos con respecto a las expectativas, apenas superando las 225 mil toneladas, el registro más bajo desde principios del mes pasado.
La circunstancia de abundancia del mercado triguero global permanece sin mayores alteraciones tras un nuevo reporte de oferta y demanda del Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés). A nivel norteamericano el organismo no presentó cambio alguno con respecto a noviembre, dejando los inventarios a fin de campaña en unos 24,8 millones de toneladas, apenas unas 200 mil toneladas por debajo de lo previsto por operadores. A su vez, USDA presentó proyecciones para el ciclo comercial 2016/17 en las cuales prevé un ligero incremento en la producción con respecto a la pasada cosecha.
Sin embargo, el panorama para los stocks a nivel global resulta ser más desalentador, con un incremento de 2,6 millones de toneladas respecto al valor previo, mientras el mercado descontaba una pequeña baja. Ello tiene lugar gracias a aumentos en los cálculos para la producción de exportadores tradicionales como Canadá y la Unión Europea, particularmente en Francia. El buen clima en la región del Mar Negro habría mejorado la situación de sus cultivos, en particular en Ucrania donde se espera la cosecha supere las 60 millones de toneladas.

En el corto plazo parece que el contexto en el cual se pretende que la Argentina vuelva a salir al campo de juego del mercado de exportación de trigo dista de ser ideal, pero no existe razón por la cual no pueda hacerlo. A pesar de que las necesidades de los importadores no encuentran problemas para ser abastecidas desde otros destinos a precios muy atractivos, y la baja calidad del cereal no ameritará una prima en los valores negociados, existe un margen para ganar en competitividad con reglas de juego más claras y un valor de la moneda que haga más atractiva nuestra producción.