Por qué sube la carne, según la industria frigorífica

Medidas perjudiciales para el sector y cuestiones coyunturales influyen en los aumentos de la hacienda, que hicieron pico en noviembre.
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La Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) difundió su informe económico mensual con los datos correspondientes a noviembre, en el que hizo foco sobre la fuerte suba del precio de la carne ocurrida durante ese mes, señalando algunas causas por las que se dio ese fenómeno.
Según Ciccra, en noviembre el precio de la hacienda comercializada a través del Mercado de Liniers llegó a un nuevo máximo nominal de $ 19,714 por kilogramo, lo que significa un aumento del 10 por ciento en comparación con octubre (desde agosto de 2014 que no se observaba un avance mensual de dos dígitos) y del 36,2 por ciento en relación a noviembre de 2014.
Esta tendencia derramó también a las carnes aviar y porcina, aunque éstas variaron a una velocidad inferior que la vacuna, con alzas del 4,4 por ciento y 4,1 por ciento mensuales, respectivamente; y 21,8 por ciento y 15,1 por ciento interanuales.
Motivos
“La situación actual es el resultado de la política antiganadera llevada adelante en los últimos 10 años. Esto explica el faltante de carne actual, ya que la decisión debió haberse tomado por lo menos dos años atrás y en ese momento las condiciones no estaban dadas para que el productor retuviera hembras”, destaca Ciccra.
Y suma algunos factores que explican esta tendencia alcista en los precios:
Estacionales. Tradicionalmente, por cuestiones de las lógicas productivas ganaderas, en diciembre se registra una menor oferta y faena de bovinos.
Expectativas. El optimismo sobre un posible crecimiento del sector motiva una mayor retención de animales en los campos para agregar más kilos, ser más eficientes, lo que de forma coyuntural hará que la oferta de carne en los mostradores sea menor.
Inundaciones. Las ocurridas en 2014 provocaron que la producción de terneros cayera en 350 mil cabezas, faltante que se nota en el último trimestre.
Precio “pisado”. El valor de la carne no acompañó vacuna el proceso inflacionario de otros productos ni de los servicios e insumos necesarios para su producción, especialmente por el cierre real y/o “virtual” (ROEs) de las exportaciones, que cayeron 75 por ciento entre 2005 y 2015. En el año de mayor exportación, cada argentino consumía 72 kilos por año. Hoy, sin exportaciones, consume alrededor de 60 kilos anuales. En 2005 la producción de carne fue de 3,2 millones de toneladas, mientras que en 2015 apenas llegó a 2,6 millones de toneladas.
Peso bajo. El desaliento de las exportaciones provocó que los productores solamente trabajaran para el mercado interno (93 por ciento de la producción total), con animales mucho más livianos y, en definitiva, menor disponibilidad de kilos de carne por cabeza. Si el peso promedio de faena se incrementara en 50 kilos por cabeza, la producción de carne se incrementaría en 600.000 toneladas anuales.
Dólar. El sector fue muy afectado por el atraso cambiario. La diferencia de precio entre un novillo en la Argentina y el principal competidor, Brasil, es de 90 por ciento.
Pérdidas. Argentina perdió “un Uruguay” entero. Las políticas desacertadas hacia el sector en los últimos años motivaron en gran medida la pérdida de más de 10 millones de cabezas de ganado (una cifra similar a todo el rodeo existente en la Banda Oriental) al tiempo que la población argentina, lógicamente, siguió creciendo.
Ciclos largos. La recomposición del stock y el incremento del peso de faena de los animales para su consumo obedecen a ciclos biológicos, por eso la instrumentación de medidas adecuadas recién se verá reflejada en los próximos 12 a 24 meses.