Sin
dudas es imposible discurrir acerca de lo sucedido en la última semana
en el mercado de soja y sus subproductos tanto a nivel local como global
sin hacer foco en dos sucesos que por semanas mantuvieron en vilo a los
operadores: la reducción de derechos de exportación, y más importante,
la liberación del mercado cambiario y consecuente depreciación de la
moneda local. Las expectativas de la implementación de ambas medidas, en
particular la última, ha tenido un efecto sensible sobre los valores
negociados tanto el recinto físico como los mercados a término, y ahora
que han sido efectivizadas, resultarán en una reconfiguración de los
patrones de comercio internacional de la principal oleaginosa.
Si
bien el volumen operado en la plaza se ha estancado tras el fuerte alza
de los valores ante incertidumbre por parte tanto de la oferta como la
demanda con respecto a las formas que tomarían estas políticas, los
valores fueron avanzando progresivamente hacia niveles en línea con la
actual realidad de la capacidad de pago de los diferentes agentes de la
cadena de comercialización.
Al
día 16/12, sin aún encontrarse la quita de retenciones en el boletín
oficial y con un dólar de referencia Com. 3500 “A” de $9,8268/u$s, el
valor del FAS teórico en pesos sobre un FOB oficial de u$s 346 por
tonelada era de $2080. A la jornada siguiente, el mismo cálculo, con un
tipo de cambio de $13,7633/u$s, una reducción del 5% en los derechos de
exportación y un FOB de u$s 352 otorga un resultado de $3.242; una
mejora cercana al 56%. La capacidad teórica de pago de la industria, sin
embargo, se encuentra bastante alicaída, sufriendo el fuerte declive de
la harina de soja en el mercado internacional a pesar de la mejora
evidenciada en el aceite, el cual ha vuelto a retroceder merced a la
caída del petróleo.
Las
ofertas abiertas escasearon durante los primeros días, partiendo de una
base de unos $2.800 a $2.900 por tonelada, aunque los negocios
puntuales que se realizaron hasta la jornada del jueves se encontraron
más bien en el orden de los $3.000 de acuerdo a lo que se evidencia en
SIO Granos. Ya con una referencia concreta con respecto al valor de la
moneda, los ofrecimientos partían desde los $3.000 con entrega y
aparecieron las postergadas ofertas sobre nueva cosecha, por la cual
tanto la industria como la exportación proponían valores de u$s 215 la
tonelada con entrega en mayo próximo, o algo más de $3.128 de acuerdo a
la nueva curva de dólar a futuro en ROFEX.
En
el mercado a término de Chicago el poroto escenificó una notable
recuperación hacia el final de la semana tras alcanzar mínimos en más de
tres semanas. Los pobres datos de crushing publicados
por la Asociación Nacional de Procesadores de Oleaginosa norteamericana
para el mes de noviembre mostraron un procesamiento total algo superior a
las 4,25 millones de toneladas, el volumen más bajo para dicho período
de referencia desde 2011. A su vez, las exportaciones semanales
relevadas por el Departamento de Agricultura de aquel país se
encontraron apenas por debajo del límite inferior previsto por los
operadores de unas 900 mil toneladas.
La
aparición de los primeros temores climáticos correspondientes a la
próxima cosecha gruesa en el hemisferio sur impulsó un fuerte proceso de
coberturas compradoras por parte de los fondos. En Brasil, las
circunstancias que se viven en las regiones centro-oeste y sur
difícilmente podrían ser más contrastantes. Los estados de Mato Grosso y
Goiás sufren de una marcada irregularidad en las precipitaciones (con
medias hasta un 30% debajo de lo normal) y altas temperaturas a lo largo
de la región, mientras que en Paraná el total de lluvias sería el más
alto en décadas, trayendo problemas sanitarios a los cultivos. Algunos
analistas han revisado a la baja sus estimaciones, y superar la marca de
100 millones de toneladas ya no parece tan seguro.
Este
último caso se asemeja, en menor medida, a lo que se espera para
nuestra región, donde la finalización de la siembra se ha visto
retrasada en el sur de Santa Fe y este de Córdoba por fenómenos
extremos, promoviendo la aparición de plagas y malezas que, de
agravarse, podrían encarecer los planteos de agravarse. Todavía es
temprano para pensar en una campaña comprometida, pero el sistema
climático se encuentra establecido.