El campo se prepara para el despegue. María Iglesia | Ambito Financiero

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Las economías regionales, sin retenciones y con un valor del dólar más elevado, se entusiasman con la idea de volver a vender al exterior volúmenes logrados hace más de tres años.





Un mundo feliz. Con esta frase puede resumirse el período que empieza para el campo desde 2016. Bueno, casi: los precios internacionales de los granos son la excepción a la regla, que no prometen acompañar el despegue del sector en cuanto a liberalización del mercado.
Sin embargo, y pese a las quejas sobre la intervención en el mercado durante el período de gestión kirchnerista mediante el cobro de retenciones (que llevó en 2008 al punto máximo de confrontación, con la Resolución 125 de retenciones móviles como bandera), aplicación de cuotas para poder exportar (los Registros de Operaciones de Exportación, ROE), la producción fue en aumento durante estos años y llegó en 2015 a una cosecha récord de poco más de 100 millones de toneladas.
Aseguran que esta cantidad podría haber sido superior de no haber mediado las "trabas" en la comercialización. "El año 2015 termina con una importante crisis de pérdida de competitividad, falta de rentabilidad, soportando la presión fiscal más alta de la historia, altas distorsiones de los precios relativos, elevados costos de producción y escasez de capital de trabajo", sostuvo a este diario Ernesto Ambrosetti, economista jefe del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina.
En ese sentido, señaló que "la expectativa en el corto plazo es que disminuya la presión fiscal a través de la eliminación de los derechos de exportación; en el mediano plazo, la adecuación de otros impuestos nacionales y fuerte inversión en infraestructura".
Por estos motivos, la rebaja de la retención a la soja, en 5 puntos porcentuales por año, la eliminación de la que corresponde al trigo, maíz, cebada y sorgo, además de la carne, y la quita de los permisos especiales para exportar abren un panorama más alentador para el sector.
La soja y sus subproductos son el principal rubro de exportación de la Argentina, por lo tanto, también son la primera vía de ingreso de dólares al país, tan necesarios para motorizar otros sectores de la economía. A nivel del consolidado los ingresos de agrodólares cayeron en 2015 por la baja que se registró en los precios internacionales. De hecho, la soja en Chicago empezó el año con una cotización de u$s 374,52 la tonelada (mientras que en 2014 llegó a tocar el máximo de u$s 560 la tonelada) y, en los primeros días de diciembre osciló en torno a los u$s 330 la tonelada, una baja en 2015 del 12%. Lejos quedó el récord de u$s 650 la tonelada del 4 de septiembre de 2012, un máximo inimaginable en el mediano plazo.
La baja en el precio internacional de la soja responde a las superproducciones de los principales productores sojeros a nivel mundial. Mientras que Estados Unidos llegó al récord de 108 millones de toneladas y Brasil se encamina en la cosecha en curso alcanzar el máximo de 100 millones de toneladas, la Argentina (tercero en el podio) promete llegar en la campaña actual a los 57 millones (por debajo de la anterior, cuando superó los 60 millones de toneladas). Y en ese sentido el mercado es muy claro: más oferta, menor precio.
De acuerdo con las estimaciones de IERAL, las exportaciones de los commodities agrícolas dominantes y sus principales derivados industriales (15 productos relevados) cerrarán en el orden de los u$s 26.100 millones en 2015 contra u$s 29.200 millones del año 2014, es decir, con un ajuste de unos u$s 3.100 millones.

¿Qué se espera para cada sector?

Granos

"La campaña 2014/2015 tuvo balance positivo de producción, particularmente en soja, de la mano de rindes por encima de la media histórica y gracias a condiciones climáticas muy favorables. Esto se vio reflejado en un aumento importante en los volúmenes exportados de todos los productos del complejo sojero, con excepción del biodiésel de soja que no tuvo un buen año", explicó Juan Manuel Garzón, economista de la Fundación Mediterránea, al ser consultado sobre un balance de cómo termina el año.
Coincidió en la apreciación Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, cuando reconoció que productivamente se alcanzaron cosechas con volúmenes importantes que fueron resultado de la buena campaña climática que generó rindes superiores, para los cultivos de verano, al promedio de los últimos 5 años. "Sin embargo, dadas las cotizaciones de los granos, los resultados económicos no fueron favorables y condujeron a resultados de quebranto en muchas regiones. Asimismo, se dio un retroceso en el uso de los mejores paquetes tecnológicos aplicados a los cultivos, desmejoraron los esquemas de rotación esenciales para la sustentabilidad ecológica del suelo y cayó por tercer año consecutivo la superficie sembrada", agregó.
De cara al año que está por comenzar, la concreción de los anuncios en campaña de Mauricio Macri no alcanzaron a dar vuelta la taba: las cartas ya estaban jugadas para el trigo, que se terminó de sembrar en agosto (que vaticina ser una de las campañas más bajas de los últimos años) y, para los cultivos de verano (soja y maíz), las decisiones de producción se fueron ajustando levemente al alza, pero no alcanzaron para revertir las caídas respecto a la campaña anterior. "Bajo el nuevo escenario económico esperado, seguramente habrá una importante asignación de tierras a la producción. La soja seguirá siendo dominante, aunque en muchas zonas de producción se verá un mejor balance con el maíz, debido a que los precios relativos internos están favoreciendo al cereal. Bajo rindes normales habrá menos producción que en el ciclo 2104/2015, que tuvo productividad excepcional", identificó Garzón.
Pese a los menores precios internacionales que se esperan en 2016 y una producción más baja a nivel local, no todo es desalentador: los granos guardados durante 2015 por los productores, a la espera de una mejor ecuación para vender (ya sea de la mano de la rebaja o quita de retenciones, o de un mayor valor del dólar) se traducirán en mayores ingresos por exportaciones, que traerán un poco de aire a nivel micro a los productores y, a nivel macro, dólares frescos para el país. Así lo reconoció Garzón: "Hay una chance importante de incrementar los volúmenes exportados en el complejo sojero, en función de los elevados stocks con los que cerrará 2015. Un volumen importante de granos en manos de los productores pasará de un año a otro, y si las condiciones de venta son mejores que las de este año gracias a la baja de derechos de exportación y la corrección cambiaria, es probable que buena parte de estas existencias salgan al mercado y engrosen luego las exportaciones".

Ganadería

La producción de carne también se prepara para el despegue de la mano del regreso a los mercados internacionales. Por un lado, la baja de las retenciones a la exportación de carne y la flexibilización en el otorgamiento de los permisos para vender al exterior, sumado a lo que se consiguió en 2015, esto es, la reapertura de mercados estratégicos como Estados Unidos y Canadá, vaticinan un panorama alentador por el lado de las exportaciones. La contracara para el mediano plazo, al menos, vendrá por las subas de precios de la carne en el mercado interno, en principio, hasta encontrar un nuevo equilibrio.
Para Matías Sara, productor técnico ganadero, en 2016 es posible esperar una producción levemente inferior (un 1% menor) que la de 2015. "La mayor merma de producción puede provenir de la mayor retenciones de vientres de cara a una situación futura de precios mejores. En este mismo sentido, es esperable que dadas las mejores condiciones climáticas de esta primavera, en otoño 2016 aparezcan menos vacas vacías que en 2015. En cualquier caso, aún con el incremento de producción que implica pasar de faenar novillitos a novillos, creo que la oferta de carne será levemente inferior en 2016 respecto de 2015, en un 1%", explicó.
También CICCRA (Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados) señaló que "ha comenzado a mejorar el clima en el sector ante un resultado eleccionario favorable al cambio. En el mismo sentido se están expresando los productores ganaderos al reiniciar la retención de hembras, condición necesaria para el crecimiento del stock ganadero".
La cámara agregó que en el décimo mes del año la relación de la participación de hembras en la faena fue de 41,1%, es decir 4,6 puntos porcentuales inferior a la de octubre de 2014. Las hembras son la variable de ajuste que sostiene o incrementa el rodeo, por lo que su tasa de faena es vital para la conservación de los rodeos y es vigilada de cerca por el sector cárnico. El sector considera como necesaria una tasa máxima del 43% para sostener el nivel de existencias.
Con respecto a los precios, Sara dijo que "la merma de la oferta total mantendrá más firmes los precios en el mercado interno, sobre todo en el primer semestre de 2016. Esto, puesto en pesos constantes, implicaría un aumento del 10% en promedio para los novillos, respecto del valor de este año.
De hecho, esta retención de animales por parte de los productores, a la espera de nuevas condiciones para la exportación, significó en diciembre una suba del Índice Novillo del Mercado de Liniers, que creció fuerte en la última parte de 2015.
Por su parte, Garzón del IERAL ve para 2016 que con un tipo de cambio más alto "es de esperar una respuesta positiva en los volúmenes exportados, en particular de carne aviar, cuyo proceso productivo es más corto y puede responder más rápido. En carne bovina, deberían aumentar también los envíos pero dependerá mucho de la oferta de animales".

Economías Regionales

Las economías regionales, ese concepto un tanto abstracto que abarca desde la producción de aceitunas, de vinos, los cítricos y el tabaco, entre tantas otras, cierran este 2015 con situación de quebranto en la mayoría de los casos. Es que son altamente dependientes de las exportaciones que puedan concretar. Por lo tanto, sin retenciones y con un valor del dólar más elevado, se entusiasman con la idea de volver a vender al exterior volúmenes logrados hace más de tres años.
"La Argentina perdió participación de mercado mundial en prácticamente todas las economías regionales en los últimos tres años, es decir, nuestros envíos no pudieron siquiera acompañar el ritmo de crecimiento del mercado. Este es el caso de lo sucedido con las exportaciones de limones, vinos, aceite de oliva, manzanas, por sólo nombrar algunos productos", explicó Garzón y agregó que "2016 será mejor para la mayoría de las economías regionales en la medida en que el próximo Gobierno efectivice la eliminación de derechos de exportación, logre una mejora de competitividad cambiaria y avance en la solución de problemas estructurales que aquejan a muchas de estas actividades".
Ambrosetti identificó que las economías regionales requerirán de mayor tiempo para recuperar la competitividad, ya que necesitan "mucho capital de trabajo a largo plazo y a tasas atractivas con período de gracia adaptado a cada actividad".
Otro factor a mejorar, tanto para este tipo de producciones como para los de granos, es el flete, uno de los costos más elevados en la ecuación inversora rural. "Hoy es más caro transportar una tonelada de alimentos desde Salta a Rosario que desde Rosario a Shanghái", ejemplificó Ambrosetti.
Por último, resaltó que también requerirán inyectarle mayor valor agregado a la producción, con diferenciación de productos certificación y trazabilidad, para poder llegar a todos los rincones del mundo.
"De implementarse políticas en estos sentidos poco a poco podrán resurgir y volver a ser relevantes en el mercado mundial", concluyó.