Vuelta al mercado. Diego de la Puente

Los acontecimientos ocurridos durante el pasado fin de semana en relación a la elección del nuevo Presidente de la Nación, más allá de la finalización de un ciclo y el comienzo de otro marcarán, muy probablemente, la vuelta de la Argentina a la escena internacional en los mercados del trigo y del maíz. Sin lugar a dudas los diferentes sectores económicos de nuestro país se van cargando de ansiedad en el lapso de tiempo que media, la finalización del mandato de la actual Presidente y el comienzo de la próxima administración. No obstante, y para nuestro sector particularmente, parecieran mayores las certezas que las incertidumbres. En tal sentido, la promesa efectuada por el flamante Presidente electo de eliminar los derechos de exportación en el mercado de los cereales, reducir al 30% los de la soja y derogar la resolución 543/08 de los ROE Verde, marca todo un cambio de tendencia.
El comentario previo no es menor en un año como este. Las vicisitudes por las que ha tenido que atravesar el sector agropecuario, particularmente en los últimos años, dejó al desnudo el hecho que mientras los valores en Chicago fueron muy buenos, la presión impositiva de todo tipo era manejable. Sin embargo, la caída de los precios internacionales como consecuencia de seis cosechas consecutivas record (tres en Sudamérica y tres en Estados Unidos), dejó entrever que la imposibilidad de continuar subyugando a, con seguridad, el sector más dinámico de la economía Argentina. Para muchos productores el volver a apostar a la producción en el presente ciclo, es en estos momentos gastar la última “bala de plata”. Más allá de lo que puedan mostrar las futuras cotizaciones de los granos, todo lo comentado previamente es, sin duda alguna, una bocanada de aire fresco.
Así lo muestran, por ejemplo, los valores del maíz contrato Abril 2016 en el Mercado a Término de Buenos Aires. Teniendo en cuenta los mínimos que tocó la mencionada posición el pasado 16 de junio (ciento catorce dólares por tonelada) y los actuales valores para igual mes (ciento cuarentaisiete dólares por tonelada) el forrajero mostró una recuperación del 30%. Observando la posición de Chicago que toma como referencia el mercado local para la cosecha nueva (Mayo 2016), solo se nota una mejora del 3,60%. Para el caso del trigo las variaciones son similares. Evidentemente el hecho que los precios locales se hayan afirmado más que los valores internacionales, muestra por un lado la reticencia de los productores a vender a bajos niveles, pero también a la espera del cumplimiento de las promesas ya mencionadas.
La soja, en cambio, merece un párrafo aparte. Con cerca de 16 millones de toneladas que restan comercializar de la campaña vieja de la oleaginosa, y más allá de los rumores últimos -afirmados y desmentidos- por una posible suspensión de las retenciones por 90 días, lo cierto es que el compromiso original solo mencionaba una quita del 5%. Juega mucho más en este caso la posible mejora de un atrasado tipo de cambio que cualquier otra cosa. En las condiciones normales (sin suspensión por 90 días de las retenciones), el hecho de pensar que los productores sólo con una mejora del tipo de cambio y con una leve quita en los derechos de exportación van a liquidar el saldo de soja vieja sin vender, no pareciera del todo lógico. Las posibilidades de colocación del producido de esas ventas resultará mucho más importante en la toma de decisiones. Efectivamente la cancelación de deuda pesificada, la compra de insumos a dólar oficial y cualquier otra herramienta que permita mantener una cartera dolarizada generaría un mayor estímulo a la hora de desprenderse de la mercadería.
En el mientras tanto, los avatares climáticos concentran la atención de los productores en las siembras. Las importantes lluvias acaecidas en las últimas semanas y los pronósticos de mayores lluvias por venir, también forman parte de las preocupaciones de los sembradores. En este caso, las lluvias no son tan beneficiosas para muchas zonas del centro de país. Entre la imposibilidad de continuar sembrando por excesos de precipitaciones y las mangas de granizo, se suman a la incertidumbre reinante.
De todas formas y más allá de cualquier tecnicismo, el actual momento de transición invita a la prudencia. Al momento de publicarse este artículo restarán solo 13 días para el inicio de un nuevo gobierno. Las medidas que se vayan adoptando a partir del 11 de diciembre, seguramente irán bajando los niveles de ansiedad e incertidumbre actuales. Solo resta acotar que el campo y sus productores ya están preparados para afrontar este nuevo desafío. Y, estará listo para ponerse en marcha.