Vientos de cambio. Diego de la Puente

Toda renovación de un Gobierno genera la natural expectativa en los diferentes sectores que representan la economía de un país. Y, como es lógico, ello no es diferente para el sector agroalimentario. Particularmente el maíz pareciera ser el producto que más está descontando la probable eliminación de los derechos de exportación y, consecutivamente, también la exclusión de la Resolución 543 de los Roes.

Esta situación previamente comentada está generando diferentes visiones de mercado, que podrían tener derivaciones inclusive a nivel internacional. Con valores cercanos a los 150 Dólares por tonelada que ya se están ofreciendo para el forrajero de la cosecha nueva, rápidamente los productores se aprestan a “sacar” nuevamente los números de cara a la campaña de la gruesa que ya está en marcha (Es interesante hacer notar que los valores abonados hoy por el maíz nuevo, están a sólo 10 Dólares de la Capacidad Teórica de Pago (CTP) sin retenciones). La simple comparación con la soja y a los actuales valores que la oleaginosa muestra para la posición Mayo de 2016, muestra a las claras que en muchas zonas de la Pampa Húmeda el maíz muestra mejores márgenes que la soja. Cabe aclarar que las prácticas últimamente efectuadas con siembras tardías de maíz, posibilitan que todavía exista la posibilidad de reemplazar un cultivo por otro. De hecho, los comentarios recogidos durante la pasada semana, muestran algunos cambios que muchos productores ya están comenzando a tomar, en tal sentido.

Si bien sería temerario actualmente realizar algún tipo de pronóstico sobre cómo podría variar el área sembrada con estos cultivos, es interesante el impacto que ello podría generar a escala global. A criterio del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), la producción sudamericana de soja apenas superaría los 172 millones de toneladas. Si comparamos este último número con la recolección de la oleaginosa durante el presente año, no hay mucho más de 1 millones de toneladas de diferencia a favor de la proyección para la temporada 2015/16. Siendo Sudamérica el principal exportador mundial de soja y subproductos, la posibilidad que la cosecha de la oleaginosa no se incremente de un ciclo productivo al otro, generaría un incremento sobre las exportaciones por parte de Estados Unidos. A criterio del USDA, actualmente el País del Norte reduciría sus exportaciones en casi 5 millones de toneladas como consecuencia de mayores ventas externas sudamericanas. Ello, siempre y cuando la producción por estos lares logre incrementarse. Por supuesto que el clima dirá la última palabra, como siempre.

Por otro lado, las derivaciones de las elecciones ocurridas durante el último fin de semana, apuran las especulaciones de una probable devaluación con un nuevo Gobierno. Las últimas declaraciones realizadas por uno de los economistas del equipo de Macri, deja entrever que las mejores condiciones económicas que tendrán los productores como consecuencia de las bajas o reducciones en las retenciones (se especula con la eliminación total para los cereales y una reducción del 5% para soja), sumada a la mejora en el tipo de cambio, generaría las condiciones para que los productores se desprendan de las existencias de granos que actualmente poseen, logrando el próximo Gobierno “hacerse” de las divisas necesarias para frenar cualquier “estirada” del Dólar por encima de los límites normales.

Así las cosas, desde ahora y hasta el 22 de Noviembre próximo en donde el país se enterará quien es el próximo Presidente, poco y nada va a ocurrir en materia de decisiones comerciales por parte de los productores agropecuarios. En todo caso, la atención de los hombres de campo va a estar puesta sobre los valores del maíz nuevo y la posibilidad que sigan o no trepando, al tiempo que el acto reflejo de mirar al cielo para poder continuar con las siembras va a estar a la orden del día.