El burro quiere verde. Carlos Petroli

En la geografía agropecuaria, Macri cosechó un fuerte respaldo para su aspiración presidencial. En las entidades del agro revisan estrategias.
Cuando la vergüenza se vuelve verde, cualquier burrito se la quiere comer. Con mucho tono y ambiente rural, el refrán corre entre los más suspicaces para describir el humor que reina entre la dirigencia del agro tras el veredicto de las urnas del último domingo.
La retórica del burro no sólo calza a algunos políticos que cambian rápido de camiseta en tiempos electorales. Haciendo un paréntesis: la geografía rural se jugó en esta ocasión con un fortísimo voto de apoyo a la propuesta de Cambiemos y a la figura de Mauricio Macri, que cosechó holgada adhesión por encima de sus contrincantes en los principales distritos productivos.
Atento a eso, las entidades rurales ingresaron en una fase de revisión de estrategias, a tono con el escenario político.
En el ruralismo confederado de CRA, donde Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos pujan por la presidencia en la asamblea del próximo 12 de noviembre, no se pasa por alto el viraje de Carbap desde una posición de cercanía a Daniel Scioli, a otra que busca ahora arrimarse a la ola amarilla del macrismo.
En la Federación Agraria, uno de sus brazos cooperativos (Agricultores Federados Argentinos) ha dejado de pertenecer a Capeco, la cámara formada por Guillermo Moreno para aglutinar a exportadores de granos.
En Córdoba, en la ruralista Cartez, se reconoce una plataforma con la que ha presentado credenciales para reformular y ampliar a la Mesa de Enlace; se propicia sumar a más entidades (como a las “técnicas” Aapresid y Aacrea), con el concepto de que “la mesa debe continuar, porque es una institucionalidad de los productores”.
Ajuste impositivo. Después de conocer la pauta presupuestaria de 2016 presentada en la Legislatura, las entidades rurales de Córdoba pidieron una audiencia con la Comisión de Agricultura, donde harán conocer sus objeciones. Al comparar los números, el cálculo les arroja que (más allá de que los pequeños productores quedarán fuera del ajuste), el resto de los contribuyentes tendrá aumentos en el Inmobiliario más cercanos al 30 por ciento, que al 22 por ciento promedio anunciado desde Finanzas.
Para las nuevas partidas, se destaca la proyección de más fondos para consorcios canaleros (de 46 a 213 millones de pesos); el fondo rural para infraestructura y gasoductos pasaría de 802 a 850 millones, y el destinado al mantenimiento de la red firme natural, de 437 millones a 564 millones de pesos.

En la sumatoria de los fondos, los productores estarían aportando 1.846 millones de pesos, sin contar el Inmobiliario básico. En las entidades argumentan que la Provincia podría sopesar la posibilidad de aliviar la carga, como piden los productores, en razón de que el tributo rural pesa poco en un presupuesto holgado: sólo conformaría el 0,5 por ciento del total.