Tras
un septiembre relativamente favorable para el cereal a nivel
internacional, los temores climáticos del último mes parecen de momento
haber subsistido, dejando un sinsabor para quienes esperaban que el
rally continúe. No queremos pintar un escenario propio de un nuevo
derrumbamiento de los valores, pero superar las barreras que quedan
hacia arriba requerirá que las condiciones extremas de El Niño se
manifiesten de manera más ostensible.
A
lo largo de septiembre, los fondos especulativos poco a poco fueron
desarmando sus posiciones vendidas a medida que se hacía evidente que la
implantación temprana de cereales tanto de invierno como primavera en
algunos de los principales exportadores se daría bajo condiciones de
humedad de los suelos menos que óptima. Las regiones sur del Mar Negro
necesitan precipitaciones, Canadá viene de un verano particularmente
seco que parece que se extenderá a lo largo de lo que resta del otoño.
Incluso el sur norteamericano, tras las inundaciones sufridas hacia
mediados de este año, vuelve a establecerse un panorama de sequías. La
siembra sobre esta región del territorio norteamericano ya empieza a
mostrar señales de retrasos, con Texas por ejemplo habiendo implantado
tan sólo un 37% de su intención, considerablemente por debajo del 47%
promedio para las últimas cinco campañas a esta altura del año.
Sin
embargo, dichos productores del hemisferio podrían paliar parcialmente
una caída en la producción con los amplios inventarios restantes de la
última cosecha, con el Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA)
mostrando en su último informe mensual de oferta y demanda correcciones
al alza de sus cálculos para la cosecha 2015/16. Incluso Australia,
ubicada en una región que se caracteriza por sufrir de una grave escasez
de precipitaciones durante años de este tipo, alcanzaría una cosecha
total de 27 millones de toneladas, la cual se desarrollará durante los
próximos 4 meses.
En
lo que respecta al resto de las variables presentadas por el resto del
informe, poco resulta de ser de carácter remarcable. Se mantiene el
nivel de la última cosecha norteamericana presentado a fin del mes
pasado, de unas 55,8 millones de toneladas, pero se ajusta a la baja en
1,3 millones de toneladas el total a exportar durante el actual ciclo
comercial, síntoma de la mermada competitividad cambiaria de la economía
norteamericana. Con respecto al volumen a recolectarse durante la
próxima trilla en nuestro país, el organismo continúa disminuyendo sus
proyecciones, colocándolas actualmente en el orden de las 10,5 millones
de toneladas.
Parecería
existir un proceso de convergencia entre las estimaciones del USDA y el
potencial mostrado por los cultivos de la zona núcleo. Alcanzar dicho
nivel de producción podría ser factible con las mejores condiciones
dadas (una mínima reducción del área cosechada con respecto a la
sembrada y rindes del orden de los 35 quintales por hectárea), aunque
considerando la variabilidad de los planteos en términos de aplicación
tecnológica y la inestabilidad climática vigente, no debería sorprender
alguna corrección adicional.
Luego
de posicionarse más agresivamente en la compra de cosecha nueva durante
la semana pasada, la exportación mantuvo estables las ofertas abiertas
en el mercado, las cuales aún se encuentran lejos de captar la atención
de cualquier vendedor que posea ciertas expectativas de un cambio en la
política de comercialización externa. Por la mercadería en condición
cámara entre los meses de febrero y abril se pagaban entre u$s 125 y u$s
130 la tonelada, mientras que con entrega durante la segunda mitad de
octubre y noviembre se podrían obtener entre $1030 y $1050 la tonelada.
El trigo con un mínimo de 11,5% de proteína y un peso hectolítrico de 78
kg. posicionado entre diciembre y enero ameritaba una mejora hasta los
u$s 140 por tonelada, unos u$s 30 por debajo de la capacidad teórica de
pago calculada para valores FOB de cereal con 12% de proteína con
embarque sobre los mismos meses. Finalmente, la entrega durante el
próximo mes de la mercadería de la misma calidad comandaba un pago de
unos $1350 / tn.
Claramente
los bajos valores no incentivan la colocación de la mercadería, tanto
en condición disponible como sobre el ciclo próximo, y ello se refleja
no sólo en el volumen negociado en el recinto físico, sino en las
estadísticas oficiales de compras por parte de la exportación. Durante
la semana que va del 23 al 30 de septiembre, sus acreencias de cosecha
nueva se habrían incrementado tan solo en 20 mil toneladas, para
alcanzar un total de 260 mil toneladas. Sus tenencias acumuladas de
cereal viejo suman unas 7,72 millones de toneladas, ampliando en unas 72
mil la brecha con el actual cupo exportable. El mercado de trigo parece
encontrarse en pausa a espera de una señal para volver a arrancar, los
operadores están más interesados en negociar lo que resta de la cosecha
gruesa y nadie tiene apuros para hacer el primer movimiento en lo que al
trigo se refiere.