Trigo: escasos negocios domésticos e interludio al alza internacional Nicolás Ferrer

Tras un septiembre relativamente favorable para el cereal a nivel internacional, los temores climáticos del último mes parecen de momento haber subsistido, dejando un sinsabor para quienes esperaban que el rally continúe. No queremos pintar un escenario propio de un nuevo derrumbamiento de los valores, pero superar las barreras que quedan hacia arriba requerirá que las condiciones extremas de El Niño se manifiesten de manera más ostensible.
A lo largo de septiembre, los fondos especulativos poco a poco fueron desarmando sus posiciones vendidas a medida que se hacía evidente que la implantación temprana de cereales tanto de invierno como primavera en algunos de los principales exportadores se daría bajo condiciones de humedad de los suelos menos que óptima. Las regiones sur del Mar Negro necesitan precipitaciones, Canadá viene de un verano particularmente seco que parece que se extenderá a lo largo de lo que resta del otoño. Incluso el sur norteamericano, tras las inundaciones sufridas hacia mediados de este año, vuelve a establecerse un panorama de sequías. La siembra sobre esta región del territorio norteamericano ya empieza a mostrar señales de retrasos, con Texas por ejemplo habiendo implantado tan sólo un 37% de su intención, considerablemente por debajo del 47% promedio para las últimas cinco campañas a esta altura del año.
Sin embargo, dichos productores del hemisferio podrían paliar parcialmente una caída en la producción con los amplios inventarios restantes de la última cosecha, con el Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA) mostrando en su último informe mensual de oferta y demanda correcciones al alza de sus cálculos para la cosecha 2015/16. Incluso Australia, ubicada en una región que se caracteriza por sufrir de una grave escasez de precipitaciones durante años de este tipo, alcanzaría una cosecha total de 27 millones de toneladas, la cual se desarrollará durante los próximos 4 meses.
En lo que respecta al resto de las variables presentadas por el resto del informe, poco resulta de ser de carácter remarcable. Se mantiene el nivel de la última cosecha norteamericana presentado a fin del mes pasado, de unas 55,8 millones de toneladas, pero se ajusta a la baja en 1,3 millones de toneladas el total a exportar durante el actual ciclo comercial, síntoma de la mermada competitividad cambiaria de la economía norteamericana. Con respecto al volumen a recolectarse durante la próxima trilla en nuestro país, el organismo continúa disminuyendo sus proyecciones, colocándolas actualmente en el orden de las 10,5 millones de toneladas.
Parecería existir un proceso de convergencia entre las estimaciones del USDA y el potencial mostrado por los cultivos de la zona núcleo. Alcanzar dicho nivel de producción podría ser factible con las mejores condiciones dadas (una mínima reducción del área cosechada con respecto a la sembrada y rindes del orden de los 35 quintales por hectárea), aunque considerando la variabilidad de los planteos en términos de aplicación tecnológica y la inestabilidad climática vigente, no debería sorprender alguna corrección adicional.
Luego de posicionarse más agresivamente en la compra de cosecha nueva durante la semana pasada, la exportación mantuvo estables las ofertas abiertas en el mercado, las cuales aún se encuentran lejos de captar la atención de cualquier vendedor que posea ciertas expectativas de un cambio en la política de comercialización externa. Por la mercadería en condición cámara entre los meses de febrero y abril se pagaban entre u$s 125 y u$s 130 la tonelada, mientras que con entrega durante la segunda mitad de octubre y noviembre se podrían obtener entre $1030 y $1050 la tonelada. El trigo con un mínimo de 11,5% de proteína y un peso hectolítrico de 78 kg. posicionado entre diciembre y enero ameritaba una mejora hasta los u$s 140 por tonelada, unos u$s 30 por debajo de la capacidad teórica de pago calculada para valores FOB de cereal con 12% de proteína con embarque sobre los mismos meses. Finalmente, la entrega durante el próximo mes de la mercadería de la misma calidad comandaba un pago de unos $1350 / tn.

Claramente los bajos valores no incentivan la colocación de la mercadería, tanto en condición disponible como sobre el ciclo próximo, y ello se refleja no sólo en el volumen negociado en el recinto físico, sino en las estadísticas oficiales de compras por parte de la exportación. Durante la semana que va del 23 al 30 de septiembre, sus acreencias de cosecha nueva se habrían incrementado tan solo en 20 mil toneladas, para alcanzar un total de 260 mil toneladas. Sus tenencias acumuladas de cereal viejo suman unas 7,72 millones de toneladas, ampliando en unas 72 mil la brecha con el actual cupo exportable. El mercado de trigo parece encontrarse en pausa a espera de una señal para volver a arrancar, los operadores están más interesados en negociar lo que resta de la cosecha gruesa y nadie tiene apuros para hacer el primer movimiento en lo que al trigo se refiere.