Los suelos cada vez más desprotegidos ante la caída de la siembra del maíz. Patricia Rossia

En el sur cordobés habrá 100.000 hectáreas menos de cultivo, situación que no sólo afecta al ámbito productivo sino también al ambiental ya que las tierras quedarán sin cobertura y aumenta el riesgo de erosión

La superficie implantada de maíz sigue el franca disminución, y en la última campaña se estima que en el sur cordobés hará 100.000 hectáreas menos sembradas, situación que no solo impacta en el ámbito productivo y económico, sino también ambiental, ya que los suelos pierden cobertura y ver reducida sustancialmente fertilidad.

Este panorama viene siendo advertido por los especialistas quienes sostienen que desde hace 5 años el maíz viene en picada, y en su lugar el cultivo que sigue ganando espacio es la soja.

Sobre los datos de la última campaña se estima que sólo en el sur de Córdoba la reducción del área sembrada con maíz fue del orden del 30 al 40%. En los departamentos Río Cuarto y General Roca, en promedio comparativo arroja que de cada 2,5 hectáreas de soja hay una sola de maíz. En tanto, por ejemplo, en el Departamento Juárez Celman la brecha se profundiza ya que de cada 5,2 hectáreas de soja sólo hay una dedicada al maíz. Estos datos resultan de la comparación de las estadísticas disponibles en el portal del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Provincia.

Hoy cuando la siembra del maíz está en marcha, en lo que refiere al sur de Córdoba, los productores que se animaron a invertir en esta semilla señalan que la campaña pasada arrojó muy buenos rindes, buen volumen de producción pero en cuanto a la rentabilidad los resultados fueron negativos, factor que incide en la toma de decisión de invertir en este cultivo.

Y mientras tanto, el panorama sigue siendo sombrío para los suelos que ante la escasa implantación del maíz van camino a una mayor desprotección.


El impacto en la fertilidad

Gabriel Espósito, ingeniero agrónomo de la UNRC , titular de la cátedra Producción de Cereales y doctor en Ciencias Agropecuarias, explicó al respecto: “El cultivo de maíz tiene la capacidad de producción de una gran cantidad de biomasa, de hecho de todo lo que sembramos es el que mayor producción vegetal genera. Además, de todo lo que produce nos llevamos el 50% por ciento que es la producción de grano y todo el resto se queda cubriendo el suelo”. Las cañas, las chalas, los marlos protegen del impacto de la gota de lluvia la superficie del suelo. “Por otro lado, tiene un sistema radical que es muy vigoroso y abundante. Entonces, perfora con sus raíces el suelo generando lo que se conoce como macroporosidad que ayudan a la infiltración del agua”.

El profesional sostuvo que en nuestra región cuyo suelo es ondulado y las lluvias en verano son torrenciales, “es imprescindible tener el suelo poroso y cubierto. De lo contrario tenemos fuertes escurrimientos del agua de lluvia”. Un hecho que refleja esta situación es con la sola observación del río Cuarto cuando crece, tras lluvias en tierras alta adquiere cada vez un color marrón “chocolate”, ello es producto del arrastre de sedimentos de los campos descubiertos.


Producción versus rentabilidad

Por otra parte y con respecto a la reducción de la superficie implantada, Espósito sostuvo: “la Provincia en su conjunto sembraba aproximadamente un millón de hectáreas y en la actualidad se está hipotetizando o sospechando superficies cercanas al 40%. O sea 400.000 hectáreas en todo el territorio, y dentro de la provincia el Departamento Río Cuarto es el más importante del maíz. Toda esa reducción o buena parte de ella va a pasar por esta región”.

Y agregó que “cuando la rentabilidad agropecuaria cae drásticamente como viene ocurriendo en los últimos cinco años el único cultivo que conserva la rentabilidad es el de soja. Por otro lado el mercado de maíz está muy viciado porque no se refleja en el precio de la bolsa de Rosario el valor externo de exportación. Esto es lo que se llama el faz teórico, sería el valor que le correspondería el poder colocar el maíz de acuerdo a la demanda internacional. Y ello no ocurre porque desde la Secretaría de Comercio se restringen las exportaciones mediante la restricción de los Roes (Registro de Operaciones de Exportación), y entonces los precios no son reales. Entonces hay una merma del precio internacional respecto del interno generada por la restricción a las exportaciones, además de las retenciones a las que está sometido el precio del cultivo”.

Espósito señaló que en ocasiones se pretende sostener el argumento en relación a las producciones cárnicas de la Argentina -sean de vaca, pollo, cerdo-: “Si se reflejara internamente el precio internacional quedarían fueran de competitividad, pero desde hace más de 5 años que la relación de precios maíz-carne se encuentra muy por debajo de los valores históricos”. Al tiempo que agregó que aún sacando las retenciones al maíz y liberando el precio internacional, el maíz seguiría en valores por debajo del 60% del valor histórico por la caída del precio internacional y la suba del precio de las carnes”.

El profesor explicó que de ninguna manera se vislumbra como argumento válido seguir pisando el precio del maíz para sostener la industria cárnica, porque no incidiría en el costo de dicha producción, de forma tal de que deje fuera de competitividad la carne.

Y sentenció: “No se comprende porqué desde el gobierno existe esta visión de desplomar un cultivo del maíz. Si no sembramos maíz no hay producción agrícola sostenible”.


Una deuda ambiental

Francisco Demarchi, vicepresidente de la Sociedad Rural de Río Cuarto, en diálogo con TRANQUERA admitió que “el no hacer maíz es una deuda ambiental importante que tenemos los productores. Por eso siempre se necesitan reglas claras y las políticas con este tipo de cultivos tienen que ser acordes para evitar la erosión del suelo”.

Y coincidió con Espósito sobre la importancia de este cultivo para el sur de Córdoba. “El maíz permite lograr cobertura, mantener o recuperar niveles de fertilidad, y disminuye enormemente los riesgos de erosión tanto hídrica como eólica”, al tiempo que admitió Demarchi que “hoy las condiciones del mercado y la necesidad de lograr rentabilidad obliga a los productores de prescindir de este cultivo”.

Con respecto a la última campaña, el dirigente ruralista riocuartense dijo que aún cuando la superficie implantada es menor se han obtenido muy buenos rindes, y muy buenos niveles de producción, pero en lo que a precios ha sido “realmente pésimo, con lo cual las rentabilidades resultaron negativas”. Y advirtió que este panorama no hace otra cosa que decidir al productor de eliminar al maíz del sistema productivo y afectar esas hectáreas a soja.

Demarchi dijo que de existir voluntad se podrían aplicar políticas micro y macro para favorecer al cultivo de maíz. Así enumeró “disminuir los permisos de exportación, disminuir las retenciones, acomodar el valor del dólar , sería algunas de las variables con lo cual el precio del maíz se acomodaría un poco y lo haría competitivo”.

Ello además, se podría ver favorecido con el contexto zonal donde nuevas industrias consumen grandes volúmenes de maíz como los biocombustibles, los tambos, criaderos de cerdos, industrias avícolas, entre otras.

Por último, admitió que el panorama no es de los mejores para este cultivo y aseguró que en esta última campaña el producto perdió plata.


Patricia Rossia