Septiembre
marca el principio de las tareas de recolección para los cultivos de
verano en las regiones de siembra más temprana de los Estados Unidos
(aquellas del sur de la zona productora) y si bien aún continúa el
debate con respecto al volumen final que tendrá la cosecha del país que
produce más de un tercio del maíz del planeta, las proyecciones de los
principales analistas apuntan a que la productividad de la campaña será
excelente.
Todas
las miradas están puestas en el informe mensual de oferta y demanda
mensual del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) a
ser presentado el viernes próximo, y ninguna firma pierde la oportunidad
de hacer públicas sus perspectivas con respecto a la próxima campaña.
La variabilidad de las proyecciones aun demuestra falta de certeza con
respecto al resultado final, pero hay algo en lo que todos coinciden:
los agricultores norteamericanos obtendrán en la temporada 2015/16 el
segundo mayor rinde promedio de la historia del país, sólo por detrás
del récord del año pasado de 107,3 qq/ha.
Los
últimos datos oficiales, vigentes desde principios de agosto, preveían
un rinde por hectárea de 105,9 quintales, los cuales en conjunción con
un área cosechada de 32,6 millones de hectáreas apuntarían a una
producción total de 347,6 millones de toneladas. En su momento, dicho
informe había sorprendido a los operadores y analistas, quienes
descontaban una merma sensible en la productividad potencial producto de
las copiosas precipitaciones de primavera. En el siguiente cuadro podemos ver algunas de las estimaciones presentadas en las últimas semanas:
Informa
y Allendale, los cuales presentaron sus datos durante esta semana, se
han más bien acercado al guarismo oficial. Esto podría ser indicativo de
cierta resignación con respecto al hecho de que los rindes al oeste de
la región productora serían lo suficientemente excepcionales para
compensar la variabilidad del este. Sin embargo, existe cierto aire de
escepticismo sobre la cuestión, y persiste la sensación de que el último
dato oficial se encuentra en el límite superior de lo que se podría
llegar a obtener, especialmente cuando nos remontamos a los resultados
del Pro Farmer Tour de mediados del mes pasado. La caída de los valores
en las últimas ruedas evoca la noción de una situación de oferta
holgada, pero el sostén evidenciado el viernes de cara al fin de semana
largo refleja el temor por parte de los especuladores de quedar vendido a
precios tan bajos ante un informe tan importante.
Independientemente
del tamaño final de la cosecha, las bases de la demanda del grano a lo
largo de la corriente temporada parecen ser mucho más frágiles que el
año anterior. El total comprometido al exterior es un 33% más bajo que a
la misma altura del año pasado, merced a un real muy debilitado que
potenció las exportaciones brasileñas no sólo de maíz sino de etanol
(cuya industria tampoco se ve demasiado favorecida por una caída
interanual del 50% en el valor del crudo). Como si todo ello no fuese
suficiente, el reciente fallo de la Organización Mundial de Comercio que
abriría una vía al ganado argentino para competir en el mercado de
Estados Unidos no hace más que condicionar la capacidad de agregar valor
al grano norteamericano, a pesar de que la capacidad exportadora de
nuestra industria cárnica se vea muy limitada por el contexto
macroeconómico que no favorece las inversiones necesarias.
La
circunstancia que atraviesan en cambio los agricultores del oeste
europeo, la cual contrasta con la presente de nuestro lado del
Atlántico, pone en perspectiva la diferencia existente entre el efecto
que tienen eventos climáticos que provocan un exceso de humedad en los
suelos y aquellos que se manifiestan como una falta de precipitaciones.
En el primer caso, correspondiente al este del Cordón Maicero, se
constató una marcada inconsistencia en el deterioro de los cultivos,
mientras que en Europa, las altas temperaturas y la sequía resultaron en
una reducción más marcada del potencial de rindes. En Francia, por
ejemplo, la caída interanual de la producción sería superior a un 26%.
Sin embargo, se espera que la escasez del grano para con fines
forrajeros pueda ser compensada en parte por una superavitaria cosecha
de trigo, el cual no encuentra salida al exterior por falta de
competitividad.
A
pesar del declive de los valores en Chicago, el mercado físico local
vio las ofertas de compra en condición disponible mantenerse alrededor
de unos magros $900 la tonelada, los cuales podían mejorar hasta u$s 100
si se difería la entrega hasta el mes próximo. De acuerdo a datos
oficiales, la exportación una vez más se acerca a adquirir suficiente
mercadería para suplir la totalidad del cupo. Si nos guiamos por datos
oficiales, sólo restarían habilitar dos millones de toneladas más para
completar el saldo exportable. Por otro lado, aún son pocos los
compradores que muestran alguna intención de cerrar negocios hacia la
próxima temporada, aunque unos u$s 118 la tonelada servían como
indicativo por la mercadería con entrega entre marzo y abril próximo.
Dicha referencia implicaría un descuento menor con respecto al FAS
teórico (de unos u$s 6/tn.) con respecto al que rige por ejemplo, para
la posición de octubre 2015, el cual es superior a los u$s 15/tn.