En
la segunda semana de siembra de maíz, los productores temen que las
precipitaciones de octubre pongan en riesgo a la zona núcleo. En la
plaza se escuchan pronósticos de un Niño intenso, tan fuerte como el de
1997/98, por lo que comparamos sus datos con el 2013/14 y el 2014/15.
Destaca el resultado por el aumento de precipitaciones de estos dos años
asociado al cambio climático, frente al Súper Niño del 1997/98.
Mientras tanto, está sembrado el 76% del maíz temprano y los trigos
están en muy buenas condiciones en el 50% de los lotes.
Los
excesos de agua son motivo de preocupación ante el Niño moderado que se
anticipa. Sin embargo, su influencia no es la única variable a tener en
cuenta y baste ver las dos campañas últimas. Comparamos las lluvias de
la región núcleo del Niño más fuerte, el del 1997/98, con los ciclos
2013/14 y 2014/15, ambos neutros. Se tomaron las lluvias acumuladas
entre el 1° de octubre y el 30 de marzo, período de expresión del Niño,
usando para el 1997/98 los datos públicos del Servicio Meteorológico
Nacional (SMN). Los mapas de lluvias expresan que el volumen de agua
acumulado es ligeramente superior en los recientes años a pesar de no
tener la influencia del fenómeno del Pacífico. Si en este verano, los
fenómenos regionales son fortalecidos por El Niño y se acopla el efecto
del cambio climático, un escenario de alta complejidad puede marcarle el
ritmo al ciclo de granos gruesos.
Los
contrastes de excesos y falta de agua siguen en la región. Hacia el
oeste, un fuerte retroceso de los excesos se expresa en las capas
superficiales del suelo dejando zonas sin suficiente humedad para
terminar las siembras de maíz. Muchos lotes esperan las lloviznas de la
próxima semana para reanudar las labores. El avance de siembra es del
76% sobre el total del área de intención de maíz temprano y hay muy
pocos lotes emergidos. Ha sido una de las siembras más cortas que se
haya hecho por el bajo hectareaje.
Las
enfermedades foliares dispararon pulverizaciones masivas en los cuadros
trigueros. Hay ciertas variedades muy susceptibles al ataque de roya y
mancha amarilla que requieren extremar los cuidados. Como nunca, el
hambre de nitrógeno empalidece a las hojas del cereal de la región y son
muy pocos los productores que reforzaron dosis en macollaje. En
el 50% del área, el cultivo recibe muy buenas calificaciones en su
estadio crítico de encañazón (70%) y hoja bandera (30%). Pero se
empiezan a marcar los efectos de la falta de tecnología y los excesos
hídricos. Hay cuadros afectados por la cercanía de la napa muy
desuniformes, trigos más pálidos y menos desarrollados que en otros años
que presentan además diferencias en el aspecto fenológico. La mayor parte de los alquileres en la zona están cerrados pero hay lotes con malezas sin controlar.
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