Esta
campaña podría superar largamente el promedio de precipitaciones
anuales. A la fecha se llevan acumulados 826 mm en promedio y el
pronóstico del Niño hace tambalear el tablero. El patrón de lluvias
excesivas se viene repitiendo desde el año 2012 y en extensas áreas las
napas pasaron de los 5 m de profundidad a estar a 50 cm. Por otro lado,
en los últimos 5 años se redujo la evapotranspiración con la caída de la
superficie triguera de 750 a 500 mil ha en la región núcleo. El sistema
cruje por todos lados y necesita cambios.
Desde los últimos 5 años, sólo la 2013 quedó por debajo, el resto fueron campañas
con acumulados excesivos. El fenómeno de lluvias convectivas que en
pocos días dejan los acumulados de uno o dos meses, es cada vez más
frecuente y deja cuantiosos promedios de precipitaciones anuales
históricas. En el 2012 el año finalizó con un promedio de 1500 mm, el
2013 fue la excepción con 800 mm, pero el 2014 culminó con 1400 mm y
este año se llevan acumulados a la fecha 826 mm. Pero hay zonas que ya
pasaron la barrera de los 900 mm, como es el caso de Baradero, con 948,4
mm anuales.
Las
napas freáticas que solían encontrarse a 4 ó 5 metros de profundidad,
actualmente, en extensas áreas están a sólo medio metro de la
superficie. Si bien, la altura de la napa freática varía en función del
relieve de la zona, los niveles que ha alcanzado son críticos. Incluso
afectan a los relieves altos y en el último mes taparon los lotes bajos.
Con este panorama hídrico la situación podría empeorar aún más debido a
que se ingresará a los meses donde influirá el fenómeno Niño. La manera
más importante para bajar las napas es aumentando la
evapotranspiración. Sumar cultivos de invierno, como el trigo o la
cebada, a cultivos de verano y/o cultivos que tienen mayor exploración
del suelo y consumo de agua como el maíz, sorgo, girasol o la alfalfa es
fundamental. Lamentablemente, en los últimos años, la rotación con
gramíneas como trigo y maíz, se ha contraído desde hace cinco años.
Actualmente
la evapotranspiración es muy baja debido a que además de los pocos
lotes sembrados con trigo, el mismo recién está culminando su estado de
macollaje. El acumulado desde su siembra (mayo) a la actualidad cubre
todo el requerimiento hídrico del cereal (450-550 mm) en el norte de
Buenos Aires. Ese excedente de agua que los cultivos no llegaron a
aprovechar se dirigió a las napas aumentando su nivel. Los lotes de
trigo que soportaron el temporal se encuentran en buenas condiciones.
Sin embargo, si el suelo está saturado se agota el oxígeno, cesa el
crecimiento de las raíces y se detiene la absorción de nutrientes. Ante
la imposibilidad de absorber el nitrógeno del suelo, el mismo se extrae
de las hojas viejas y se vuelven amarillas. Este es un síntoma que se
está observando en muchos lotes de la región. El rinde del cereal podría
tener un techo por la reducida dosis de fertilizante aplicado sumado al
proceso de desnitrificación ante los anegamientos.
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