La
soja extendió las pérdidas de la última semana en el mercado de
Chicago, alcanzando el nivel más más bajo desde el año 2009 en los
gráficos de continuación de precios. La acción vendedora de los fondos
especulativos volvió a presionar sobre la operatoria, que llegó a
mínimos del contrato con entrega en noviembre desde la apertura de la
posición. Dicho futuro quebró a la baja el soporte psicológico de los
u$s 9/bu, cifra equivalente a u$s 330/ton, acumulando pérdidas de u$s
50/ton en las últimas siete semanas. Desde el punto de vista técnico los
precios muestran mucha debilidad, que se suma a la presión de visibles
fundamentos bajistas de oferta y demanda.
Las
condiciones climáticas en Estados Unidos han permitido un buen pasaje
de la oleaginosa por su período reproductivo, que comienza con la
floración y sigue con la formación de vainas hasta el llenado del grano.
Acumulados de entre 50 y 80 milímetros regaron la zona noroeste del
cinturón productivo durante la última semana, atenuando el daño del
calor sobre la condición de las plantas. El último relevamiento del USDA
encontró el 63% de la soja norteamericana en condiciones buenas o
excelentes, sin cambios a lo largo del mes pese a que este guarismo
suele debilitarse en agosto. Ante este escenario, se consolidan las
expectativas de obtener un rinde cercano a los 31,5 qq/ha que estimó el
USDA en su reporte mensual de agosto.
El
optimismo en relación a la oferta choca con perspectivas crecientemente
frías para la demanda. Las ventas externas de Estados Unidos de la
nueva cosecha llegan sólo al 53% del nivel que tenían a la misma altura
del año pasado, con compromisos acumulados por algo más de 10,4 millones
de toneladas. Dicho volumen es sólo el 22% del total de exportaciones
proyectado por el USDA para el ciclo 2015/16, frente a un promedio del
38% ya colocado a mediados de agosto en los últimos cinco años.
Buena
parte de esa debilidad de la demanda puede atribuirse a los problemas
que enfrenta la economía de China, cuyo nivel de actividad se encuentra
en franco declive. Esto se reflejó a lo largo de la semana en el magro
desempeño de su mercado accionario, que acumuló pérdidas del 12% pese a
los esfuerzos oficiales por sostener el valor de los activos con medidas
de estímulo. Naturalmente, esta situación impactó en la cotización de
otras commodities de referencia. El petróleo alcanzó el viernes mínimos
de seis años y medio en u$s 40 por barril, mientras que el cobre cayó
por séptima semana consecutiva hasta u$s 5.055 tras publicarse datos
desalentadores sobre la industria manufacturera del gigante asiático. La
soja no fue la excepción, siendo China el consumidor de la cuarta parte
de la producción mundial.
Sin
embargo, en nuestro país la contra-estacionalidad con la que opera el
mercado respecto de Chicago permitió atenuar las bajas, resultando en un
fortalecimiento del spread que separa los valores locales con los
externos. Tomando como referencia los futuros con vencimiento en
noviembre, el contrato de soja Índice de Rofex ajustó el viernes por
encima del 71% del contrato de CME con el mismo vencimiento, alcanzando
su máximo del año. Dicho diferencial había tocado un mínimo del 63,2% el
día 30 de junio antes de empezar a subir gradualmente.
La
demanda de las fábricas de la zona de Rosario es agresiva en el intento
de originar materia prima en un contexto de gran competencia con la
exportación. La venta externa del grano sin procesar sigue siendo
competitiva hacia el último trimestre del año, con valores FOB
ligeramente inferiores a los cotizados en el Golfo de México. Hacia
finales de la semana los buques cargados en puertos del Up River se
vendían a u$s 363/ton para el mes de noviembre, por encima de los u$s
369/ton negociados en el Golfo. De todos modos, aquel origen tiene un
diferencial de flete favorable de u$s 5 por tonelada hacia los
principales puertos asiáticos, lo que limita la posibilidad de que la
soja argentina siga ganando mercados en lo que resta de la campaña.
En
su informe mensual de estimaciones el Ministerio de Agricultura
proyectó las ventas externas del ciclo 2014/15 en nueve millones de
toneladas. Sin embargo, transcurrida la primera mitad de la campaña los
embarques acumulan 8,3 millones de toneladas y hay ROE Verde autorizados
para colocar externamente otras 3,2 millones. Con seguridad las
exportaciones de la campaña superarán las previsiones oficiales, con
posibilidad de llegar a un máximo de los últimos cinco años. De ser este
el caso, el stock final no será tan abultado como suponen las cifras
oficiales, que lo avizoran en 19,2 millones de toneladas hacia finales
de febrero. Este volumen es aproximadamente dos veces el tamaño de la
cosecha paraguaya y supera incluso a la disponibilidad de inventarios
finales que tiene China, país que desde hace años pone en práctica una
cuidadosa política de acumulación de stocks en cabeza del estado.
Por
el lado de las fábricas, las compras acumuladas de la campaña actual
hasta el 5 de agosto ascienden a 22,7 millones de toneladas, un 10% más
que a la misma altura del año pasado. La proporción con precio fijado es
algo menor que en el último año, aunque un considerable volumen de
fijaciones tuvo lugar en los últimos días gracias a la llegada de los
precios nuevamente a $ 2.100/ton. El ritmo de crushing se recuperó en
los meses de junio y julio, pero perdió fuerza en las últimas semanas
ante la ralentización en el ritmo de ventas de los productores. La gran
incertidumbre que predomina en la economía argentina no juega a favor de
las estrategias de venta cuando todavía resta cerca de un tercio de la
cosecha por negociar.