Sigue la incertidumbre, con el dólar como foco. Pablo Andreani

La mayoría de los productores no vende a la espera de una devaluación. La soja mejora por la necesidad de compra de exportadores y aceiteros para cerrar ese riesgo.

Lo que se puede percibir en el interior del país, a través de frecuentes viajes y participando de seminarios con productores, es el alto nivel de incertidumbre que sobrevuela en el mercado. Encuestas realizadas in situ en numerosas localidades de la Pampa Húmeda, donde la pregunta concreta fue por qué el productor no vende la soja, dieron como resultado, considerando el promedio ponderado de las mismas: 42 por ciento no vende la soja porque está a la espera de una devaluación, 28 por ciento tiene decidido esperar hasta la asunción del nuevo gobierno, 19 por ciento no vende porque tiene la esperanza de que el precio de la soja podría subir las próximas semanas y 11 por ciento no quiere vender debido a que, si lo hace, está asumiendo la pérdida.

El productor considera que una supuesta devaluación le podría mejorar su actual relación insumo-producto, que es la más desfavorable de la década. También pesa que la inflación no cesa y cada semana que pasa los costos de bienes y servicios aumentan, y con un precio estable el productor tiene que vender mayor cantidad de soja para pagarlos. Además hay que agregar el aumento permanente en el gasoil, divorciado totalmente de la caída del precio del barril de petróleo a nivel mundial, que arrastra los costos de toda la cadena productiva. También hay que considerar que una devaluación sería suicida para el objetivo del oficialismo de ganar las próximas elecciones presidenciales. En este sentido, el oficialismo hará todo lo posible para evitar una devaluación antes de las elecciones e incluso antes del 10 de Diciembre, dependiendo de quién sea el ganador.

El gobierno sigue operando contra el mercado, pues no quiere pagar el costo político de un ajuste que toda la sociedad productiva y ligada al trabajo considera que se debe hacer, ya que hoy la Argentina no es competitiva en casi todas las producciones tanto de materias primas como de las economías regionales. La soja hoy languidece en el 50 por ciento de las áreas agrícolas. Las áreas marginales que solían extenderse hasta los 1.200 kilómetros se redujeron a los 400 kilómetros, principalmente por efecto de los altos costos de los fletes y por ser zonas, como el NOA y NEA, donde los rendimientos no llegan a la mitad de los rindes en la Pampa Húmeda.

Mejora en el mercado

Mientras tanto, el mercado comenzó a operar a favor de los productores. En la jornada del miércoles pasado, la soja disponible y futura cerro con subas de cuatro a cinco dólares por tonelada (U$S/tn), mientras que Chicago había cerrado con bajas de tres a cuatro U$S/tn en todas sus posiciones. Esta firmeza de la soja obedece a una necesidad de los exportadores y aceiteras de comprar productos para cerrar el riesgo potencial de una devaluación. Con el dólar blue arriba de 15,10 pesos, la incertidumbre cambiaria es cada vez mayor, pues el Gobierno no logra generar confianza para frenar o al menos estabilizar la cotización del dólar.

Párrafo aparte merece el maíz, donde Chicago sigue consolidando su tendencia por lo menos sostenida y a futuro julio 2016 cotiza a 157,5 U$S/tn, un aumento de 13 U$S/tn con respecto al cierre de la posición Septiembre 2015 a 144,5 U$S/tn. En cambio, la soja en Chicago muestra una ligera baja de dos U$S/tn entre la posición Septiembre a 332 U$S/tn y la posición Mayo 2016 a 330,70 U$S/tn. Para destacar, entre Noviembre 2015 y Mayo 2016 el precio de la soja en Chicago está cotizando casi en el mismo nivel d 330 U$S/tn. Un mercado sin pases estaría indicando una perspectiva de precios muy volátiles y sin una tendencia definida. Sólo un grave problema climático, como por ejemplo excesivas lluvias que afecten seriamente la producción durante la cosecha de verano en Estados Unidos, pueden llegar a impactar en la suba en los precios tanto de la soja como del maíz.



*Analista del mercado - www.agripac.com.ar