Planetas alineados favorecen el consumo. Ignacio Iriarte

La fuerte demanda interna de carne se basa en una recuperación de los ingresos reales. Pero también, en las políticas antiexportadoras y el bajo precio del maíz.

El mercado está firme; afectado del lado de la oferta por las inundaciones, por los cortes de caminos y por el paro agropecuario. Mucha incertidumbre, por el resultado de las elecciones, y muchas expectativas de que en los próximos meses se produzca un cambio de precios relativos, que recupere a la exportación para la formación de los precios de la hacienda.

Un mercado interno que mantiene muy alto el consumo, y un mercado internacional que resiste muchísimo mejor que cualquier otra commodity la guerra de monedas y la crisis internacional. Estamos entrando a los meses cuando se produce el pico anual de oferta de gordo, pero este año nuevamente este evento puede ser sensiblemente afectado por las inundaciones, que atrasan y prolongan los engordes.

En el último año, el precio promedio del novillo en Liniers subió 5,5 por ciento, mientras que el novillito (351-390 kilos) lo hizo 2,7 por ciento, marcando la escasez relativa de novillos de más de 400 kilos. El ternero subió un 2,7 por ciento, pero la vaca gorda subió 18 por ciento muy buscada por los matarifes especializados en esta categoría, por los exportadores (sin fábrica) y también por los grandes frigoríficos que, ante la escasez de novillos pesados, buscan su sucedáneo más inmediato: la vaca pesada con caravana.

En el último año, el ternero de invernada, también ha subido cinco por ciento. Pero si se toma como base junio de 2014 su precio ha crecido un 48 por ciento, consecuencia de una demanda que hace tiempo desborda a la oferta. También en los últimos 12 meses, el gasoil subió nueve por ciento, mientras que el costo de hacer una pradera creció un 18.

En cuanto a la relación novillo/maíz, que hace un año era de 17 a uno, hoy es de 20 a uno. Hace dos años, para esta misma altura del año, era de 10 a uno. Mientras tanto, en los últimos 12 meses la inflación (Congreso) fue 28 por ciento.

Demanda interna

Hoy se consume en la Argentina 122,2 kilos de carnes (total), discriminados de la siguiente manera: 61 kilos de vacuno, 45 de pollo, 15 de cerdo y 1,2 kilos de ovino. Se trata de un registro récord, pero en el pasado también se lograron –en forma transitoria– elevados niveles de consumo per cápita : En 1956, por ejemplo, se consumían 116 kilos totales, de los cuales 101 kilos eran de vacuno, 6,5 de ovino y 8,6 de cerdo, sin contar el consumo de carne aviar, del cual no se tienen registros históricos.

Ocho años después, el consumo de las tres carnes había caído a 79,8 kilos (31,2 por ciento), mostrando que ese nivel de consumo era insostenible. Si bien es muy difícil hacer proyecciones acerca de cómo evolucionará el consumo total en los próximos años, es probable que si vuelve a crecer el stock ganadero (menor oferta en el corto plazo), y si aumentan moderadamente las exportaciones, el consumo de carne vacuna caerá.

Por otro lado, si se recupera el precio del maíz, sea por una reducción o quita de retenciones, una eventual devaluación, o un rebote en el precio internacional del grano, es improbable que se sostenga la actual producción y consumo tanto de carne aviar como de porcina.

A este menor nivel de consumo de carnes (total) que se puede prever, habría que agregar los efectos negativos derivados de la baja en los ingresos de vastos sectores de la población, si el inevitable cambio de precios relativos (ajuste) se efectiviza el próximo año. Los actuales niveles de consumo, los más altos de la historia, se basan en gran medida en la recuperación de los ingresos reales de la población, pero también en las políticas antiexportadoras y proconsumo para la carne vacuna, y en el excepcionalmente bajo precio del maíz.



*Analista del mercado