La cosecha de trigo comienza a ajustarse a la baja. Guillermo Rossi

El trigo operó prácticamente sin cambios en el mercado interno durante los últimos días, manteniendo un diferencial favorable para las posiciones de cosecha nueva. El cereal en condiciones Cámara ronda los u$s 110/ton en el mercado disponible, frente a valores referenciales de u$s 130/ton en los futuros con entrega diferida hasta comienzos de 2016. Pese a que comienzan a insinuarse elementos alcistas por el lado del clima y los ajustes a la baja en las estimaciones de superficie respecto de las previsiones iniciales, no hay prácticamente demanda que convalide precios más elevados en un contexto de fuertes restricciones comerciales y alta incertidumbre de cara al próximo año.
Entre los distintos números de producción que se empiezan a barajar, el USDA redujo en la semana sus previsiones para Argentina, estimando ahora una cosecha de 11,1 millones de toneladas frente a 11,5 millones en el informe anterior. El organismo prevé una superficie implantada de 3,7 millones de hectáreas y rendimientos en torno a 30 qq/ha.
En tanto, la Bolsa de Rosario, a través de GEA - Guía Estratégica para el Agro, estimó que la siembra de trigo finalizó con una cobertura total de 3,36 millones de hectáreas en todo el país, lo que implica una disminución del 28% respecto del nivel alcanzado el año pasado. Las provincias del norte, más Entre Ríos y Santa Fe, lideraron la caída en la intención, observándose una reducción más atenuada -aunque igualmente significativa- en Córdoba y Buenos Aires. En casi todos los casos, el principal determinante de la baja es la disponibilidad de stocks de años anteriores y los bajísimos márgenes proyectados para la campaña.
Si se piensa en alrededor de u$s 300 de costo variable por hectárea, incluyendo labranzas, fumigadas, semillas, agroquímicos y fertilización, en términos de producción implica sacrificar unos 23 qq/ha antes de encarar la campaña. Sin embargo, a este número hay que sumarle el costo de la cosecha y todas las deducciones que tienen lugar con la comercialización, incluyendo el flete. Si se considera además el alquiler o los gastos de estructura y gerenciamiento es probable que el productor promedio requiera de más de 40 qq/ha para que su margen de rentabilidad tenga un mínimo de atractivo, lo que es decididamente un números elevado en gran parte de nuestro país.
El atenuante es que los precios podrían experimentar una corrección significativa en 2016 si tiene lugar una política comercial que permita una mayor competencia entre los distintos segmentos de la demanda, o en el caso de que se revise la alícuota del 23% que recae sobre la exportación. Asimismo, una corrección del tipo de cambio también daría un alivio a los productores que han perdido competitividad. Si se cumple la pauta de depreciación del peso que se anticipa en la plataforma del Rofex, con un tipo de cambio de $ 10,15 por dólar en enero, el trigo Cámara tiene potencial de subir hasta $ 1.350/ton, es decir, un 30% por encima de los valores actuales en sólo cinco meses.
De todos modos, buena parte de las perspectivas del mercado local están atadas a como transcurra el ciclo de comercialización en Brasil. Durante la campaña 2014/15, que comenzó en agosto del año pasado y finalizó en julio de este año, nuestro vecino completó importaciones por 5,3 millones de toneladas, volumen 20% inferior a las proyecciones iniciales y bien por debajo de las compras por 6,6 millones acumuladas a lo largo del ciclo 2013/14. Evidentemente, la recesión y el debilitamiento del real frente al dólar tuvieron un impacto significativo en la posición del país en el comercio externo de este producto, notándose una profunda caída en la demanda. Del total de compras brasileñas de los últimos doce meses, la participación del cereal argentino en el total resultó del 53%, siendo el 27% de origen norteamericano y el resto de Canadá, Uruguay y Paraguay.
El año pasado la producción brasileña de trigo totalizó 5,97 millones de toneladas según la CONAB, de las cuales 3,79 millones fueron trigos procedentes del estado de Paraná, que lograron buenos parámetros de calidad. Este distrito generó un volumen de oferta muy superior a sus necesidades, abasteciendo a molinos de otras regiones que disminuyeron su dependencia de la materia prima importada, en parte gracias a la contribución del estado que subvencionó el costo del flete. De cara a la nueva campaña se espera una producción de alrededor de 7 millones de toneladas, con cerca de 3,9 millones en Paraná. Según la CONAB, el rendimiento promedio nacional está en condiciones de trepar hasta 28,5 qq/ha desde los 21,7 qq/ha obtenido el año pasado.
Diversas firmas privadas de consultoría han convalidado las previsiones oficiales, aunque algunos analistas son cautos al formular sus proyecciones. Al parecer, sería difícil alcanzar una cosecha brasileña de 7 millones de toneladas con demoras en la siembra, problemas para fertilizar y excesivas lluvias como las observadas en junio y julio. De hecho, el mismo USDA en su informe mensual sostuvo su proyección de cosecha de 6,5 millones de toneladas, obtenida a partir de rendimientos promedio de 25 qq/ha sobre una superficie de 2,6 millones de hectáreas.

Un escenario posible es que Brasil logre otro buen año en cuanto a volumen de importación, pero que una proporción mayor a la inicialmente esperada no reúna estándares de calidad para la industria molinera. En términos de balance la ecuación no cambiaría sustancialmente, ya que parte de las necesidades de importación se cubrirían con ventas externas desde los puertos del extremo sur del país. A lo largo del ciclo 2014/15 se estiman exportaciones por nada menos que 1,7 millones de toneladas, estimándose preliminarmente alrededor de un millón para la campaña que se inicia. De ser este el caso, el trigo argentino tendría mayores posibilidades de colocación durante los próximos meses.