El
mercado de la oleaginosa experimentó un pronunciado deterioro a lo
largo de la semana, presionado por la acción vendedora de los fondos que
operan en Chicago en respuesta a una sucesión de fundamentos bajistas.
Las bajas externas del poroto y los subproductos se trasladaron al plano
local, aunque las fábricas de la zona de Rosario vieron limitada la
posibilidad de reducir sus precios abiertos ante la creciente retracción
que muestra la oferta, muy cautelosa y a la espera de novedades en
materia cambiaria y comercial.
La
economía de China ofreció el primer golpe de gracia a principios de
semana, con indicadores francamente decepcionantes en producción
industrial, inversión y ventas minoristas. En este contexto, las
autoridades monetarias del país admitieron un corrimiento a la baja en
la cotización del yuan, reavivando temores de una guerra de monedas a
nivel global. Un primer impacto de la medida fue limitar el poder de
compra de los importadores, puesto que la cotización de la divisa
norteamericana alcanzó un máximo de cuatro años en 6,40 yuanes.
Luego
vino el empujón de las cifras del USDA. Tras un relevamiento que
comprendió a unos 25.000 productores y observaciones a campo sobre 11
estados, el organismo norteamericano incrementó su expectativa de
rendimientos promedio hasta 31,5 qq/ha, muy por encima del rango de
estimaciones de analistas privados. Además, efectuó un recorte de
superficie -ajustando sus números en Missouri- un 30% inferior al que
se anticipaba. De este modo, la cosecha se encamina a un holgado nivel
de más de 106 millones de toneladas, volumen suficiente para cumplir con
las proyecciones de consumo interno y los programas de exportación,
consolidando una nueva recuperación de los inventarios.
A
este escenario optimista de oferta se le suman previsiones más sombrías
por el lado de la demanda. Las proyecciones de exportación de la nueva
campaña se ajustaron a la baja para reflejar la mayor competitividad de
los orígenes sudamericanos en los últimos meses de este año. De hecho,
en los puertos del Golfo ya comienza a delinearse preliminarmente un
programa de trabajo para octubre y noviembre muy por debajo del récord
alcanzado en el mismo período del año pasado. A modo de comparación, a
finales de esta semana los valores FOB para embarque en octubre desde Up
River se ubicaban en u$s 360/ton, frente a casi u$s 375/ton sobre
terminales norteamericanas.
El
ritmo de concreción de negocios de exportación en Estados Unidos hasta
la primera semana de agosto ilustra claramente la debilidad que está
mostrando el mercado global. En los libros se registran solo 9,7
millones de toneladas de la oleaginosa y 1,9 millones de harina
comprometidas para la nueva cosecha, frente a 18 y 4,3 millones de
toneladas a la misma altura del año pasado, respectivamente. La soja que
China no está comprando en Estados Unidos la adquiere de Brasil y
Argentina, orígenes que incrementarán este año sus ventas externas hacia
aquel país.
En
Brasil algunos analistas esperan que el ciclo de comercialización
finalice con embarques de soja por al menos 10% más que el año pasado.
En línea con estas especulaciones, el USDA ajustó de 50,75 a 54,50
millones de toneladas su estimación de exportaciones brasileñas para
2015/16. El flujo de ventas externas de los últimos meses ha sido
realmente frenético, con 9,34 millones en mayo, 9,81 millones en junio y
8,44 millones de toneladas en julio, en todos los casos superando las
marcas previas para dichos meses.
Para
nuestro país el USDA también ajustó sus números de exportación, aunque
fuentes locales plantean cifras todavía más elevadas. Seguramente las
ventas externas del grano en el período comprendido desde abril de este
año hasta marzo del próximo totalizarán alrededor de 12 millones de
toneladas, con unas 8 millones embarcadas hasta principios de agosto y
ROE Verde concedidos para colocar 3,4 millones más. De concretarse esta
previsión, Argentina terminará vendiendo como grano el volumen más
elevado desde el ciclo 2009/10, esperándose que alrededor del 80% de ese
total tenga a China como destino.
De
todos modos, la reciente baja de los precios FOB y el endurecimiento de
la oferta doméstica ha comenzado a contraer el margen de los
exportadores, cuya capacidad teórica de pago para embarque en octubre se
ubica en torno a u$s 220/ton. Con precios para entrega diferida desde
septiembre hasta noviembre en el rango de u$s 225 a 230 por tonelada, ha
perdido rentabilidad la actividad de los exportadores que no le
efectúan transformación industrial al grano y por logística insuficiente
deben operar en puertos de terceros.
Durante
la próxima semana la atención de los operadores continuará focalizada
en las perspectivas climáticas en Estados Unidos, esperándose lluvias
moderadas y condiciones estables para la soja en plena formación de
vainas. El tour anual que organiza Pro Farmer dará una visión
alternativa de que tan bien están los cultivos y que volumen de cosecha
cabría esperar teniendo en cuenta la situación más complicada que
atraviesan los productores ubicados al sur y este del cinturón
productivo norteamericano.