Aapresid. La caída de los precios internacionales y la baja de rentabilidad en el sector agitó las críticas de los referentes. Hubo unos 3 mil asistentes.
La presidenta de Aapresid, Beatriz Giraudo, advirtió sobre "el inadmisible deterioro del campo". (Foto: H. Rio)
La necesidad de cuidar el suelo, la potencialidad de América latina
como gran despensa global de alimentos y la posición vanguardista de
Argentina en cuanto a tecnología agropecuaria fueron algunos de los
temas técnicos dominantes en el XXIII Congreso de la Asociación de
Productores de Siembra Directa (Aapresid) que se realizó esta semana en
Rosario. Desde allí también partió munición gruesa contra la clase
política nacional y las medidas oficiales hacia el sector, en un año
marcado tanto por la caída de los precios globales de los commodities
agrícolas, como por un clima político caliente de la mano de las
elecciones presidenciales del próximo mes de octubre.
En ese marco, el acto de apertura funcionó tanto como recordatorio
de lo que la siembra directa significa para la conservación del suelo
como de la agenda sectorial que la dirigencia que llegue al poder deberá
enfrentar apenas asuma, y que incluye desde los problemas de las
economías regionales a cuestiones puntuales como las retenciones o los
permisos de exportación.
“Estamos contentos porque este congreso supera largamente al del
año pasado, pero al mismo tiempo esta alegría está opacada ya que nos
estamos manifestando en todo el país ante el inadmisible deterioro del
campo, lo que en el norte del país llega a su máxima expresión”, dijo la
presidenta de la entidad, Beatriz Pilu Giraudo, apenas arrancó el
discurso de apertura del encuentro, despejando de entrada cualquier duda
respecto al tono discursivo del encuentro.
Furia. La misma tónica adoptaron las charlas
magistrales que abrieron los debates del congreso, en las cuales el
reclamo unánime fue por un tipo de cambio competitivo para el sector, la
rebaja de las retenciones, apertura de las exportaciones y menor
presión fiscal, como una fórmula para aliviar la crisis de rentabilidad
del sector, especialmente de la producción en campos arrendados e
incluso, también incluyendo al propietario de la tierra en ese universo
de afectados por la caída de los márgenes.
Al mismo tiempo, la institución sentó posición respecto de la
coyuntura del sector, al querer “buscar responsables” por la caída de
las producciones de trigo y maíz, así como por el deterioro del suelo
por la escasa reposición de nutrientes y el monocultivo de soja.
“El año pasado alertamos por el déficit de nutrientes y los efectos
del monocultivo, que se dan en parte por la falta de rentabilidad; eso
limita nuestra seguridad alimentaria, ambiental, y energética, y hoy
estamos peor que hace doce meses”, afirmó la directiva.
“Pedimos el fin del anacronismo partidario, sean peronistas,
radicales o socialistas, precisamos políticas públicas integradas”, dijo
en un tramo de su discurso.
También reclamó el final de las retenciones “a la exportación de
conocimiento”, algo que afecta al sector “todavía más que los derechos a
la exportación de granos”.
Ausencias. Pero la clase política nacional brilló
por su ausencia y no recogió el guante, ya que ninguno de los
precandidatos a presidente visitó el congreso, a pesar que desde la
organización habían preparado y anunciado un debate político sobre
eventuales políticas hacia el sector a pocos días de las primarias. “Se
ve que los políticos creyeron que la agenda estaba en otro lado”, dijo
uno de los directores de la asociación.
Debajo de los estrados, el humor que reinaba en la mayoría de los
stands no reflejaba necesariamente la crisis aguda que muchas veces se
menciona, aunque sí prevalecía una sentencia compartida por
representantes de fábricas de insumos y allegados al sector: la baja en
los precios globales de la soja es lo que más preocupa al productor, y
lo que en definitiva lo obliga a congelar decisiones de inversión
mientras espera que algunas de las variables externas que determinan el
negocio cambie.
Efecto pobreza. Un vendedor de una de las marcas
de maquinaria agrícola presente en el Metropolitano lo sintetizó con un
buen ejemplo: mientras el año pasado sus clientes precisaban vender 200
toneladas de soja para comprar una pulverizadora nueva, este ciclo ese
mismo productor necesita 400 toneladas para llegar a juntar la misma
suma.
“El precio de la soja es lo que define todo. Yo no digo que elimina
las decisiones de inversión, pero sí las posterga lo máximo posible”,
explicó el vendedor.
La muestra. Con récord de inscriptos (2.499, un
30% más que el año pasado) y un despliegue de stands que no reflejó la
retracción que este año padeció el sector, la cita anual de los
productores de siembra directa intentó una vez más liderar el estado del
arte del debate sobre la sustentabilidad del modelo agropecuario
nacional.
Expositores. Los semilleros y multinacionales y
firmas de capital nacional de insumos químicos para el sector que
siempre dicen presente estuvieron acompañados por una buena presencia de
bancos privados y compañías aseguradoras.
“En un año durísimo, las empresas y el público nos acompañan más
que nunca, con muy buen ánimo además porque el congreso anual de
Aapresid siempre funciona como una especie de burbuja donde hacemos
abstracción del contexto para enfocarnos en las innovaciones y en las
cosas positivas”, señaló Diego Heinrich, uno de los directores de la
entidad.
YPF. Pero además hubo algunas novedades en cuanto a
los expositores, ya que por primera vez se agregaron este año algunos
stands nuevos como el de la petrolera mixta de mayoría estatal YPF, y
otro exclusivo para las camionetas Amarok, de la automotriz Volkswagen.
Desde la empresa de energía destacaron que la empresa ofrece una
paleta de productos y servicios muy relacionados con el sector
agropecuario, y que si bien siempre fueron sponsors de la muestra ,este
año optaron por montar sus propio stand para ratificar los excelentes
vínculos entre los dos actores.
Por su parte, los representantes de la empresa automotriz
Volkswagen contaron que para la multinacional tener presencia en
Aapresid es “casi una obligación” ya que funciona “como nicho casi
natural de clientes de las camionetas adaptadas al campo”, según contó
Hernán Abaroa.
El suelo. La necesidad de volver a “mimar” el
suelo ante el proceso de erosión generado por la mala reposición de
nutrientes y el monocultivo de soja fue el eje principal del congreso, y
estuvo presente desde su nombre (Biosapiens, la era del suelo) hasta
las exposiciones de los expertos.
"Para nosotros es un orgullo ser una organización de vanguardia en
el cuidado del suelo. Por eso decimos que nuestra huella, es que no
dejamos huella”, señaló Giraudo en su discurso de apertura.
También llamó a volver a los orígenes y recordar el estado del
suelo hace 30 años atrás, “cuando la erosión acechaba”. Una realidad que
—consideró— vuelve a estar presente ante los malos cuidados, producto
en parte de la pérdida de rentabilidad de los productores.
“¿Quién impulsa el deterioro ambiental en el país?”, preguntó sin
responder, para asegurar que desde Aapresid “no quieren ser cómplices de
eso”.
Modelo en tensión. Giraudo también dedicó una
parte de su discurso a las tensiones sociales crecientes que genera la
utilización de agroquímicos como parte fundamental del actual modelo
agropecuario, a lo que llamó la “demonización del glifosato”.
En ese punto, la presidenta de Aapresid hizo un llamamiento a
discutir de manera obligatoria bajo estándares científicos: “El debate
de ideas debe hacerse con argumentos científicos porque es una
irresponsabilidad tomar decisiones que no estén basadas en evidencia
científica”.
Fuente Jorgelina Hiba / Agroclave