Un
centro de alta presión brinda un respiro a los campos de la región y
lentamente mejora la situación hídrica. Si bien, el noreste de Buenos
Aires sigue muy complicado con los excesos, en el resto de la región el
agua se va retirando paulatinamente de los cuadros. La mayoría de los
escasos lotes de trigo de la región se encuentran en zonas altas y
afortunadamente se atribuyen las pérdidas a sectores anegados no
relevantes. Las zonas más complicadas por ahora están mejor de lo que se
esperaba y no presentan pérdidas totales pero habrá que ver cómo
evolucionan. El temporal pateó también el tablero del maíz de primera y
hace repensar las estrategias de siembra.
Muchos
lotes sembrados con trigo que son muy planos y tienen problemas para
escurrir, siguen estando muy saturados. Presentan agua en el entresurco y
sectores con manchones cloróticos en lotes donde nunca se había visto
este tipo de problema antes. Pero también muchos cuadros que están mejor
de lo que se esperaba y no muestran síntomas generalizados de pérdidas
por asfixia radicular. Los casos de los relieves bajos, es más delicado y
muy posiblemente se pierdan, pero son escasos en la zona. Los caminos
están en malas condiciones y aún es dificultoso el acceso a los lotes,
pero la semana anterior directamente era imposible. Los cuadros de trigo
que se pueden monitorear se encuentran, en general, en buenas
condiciones, atravesando sus estadios de macollaje y encañazón. Todavía
es incipiente apreciar las consecuencias de la sustancial descarga de
agua de la semana pasada. En ciertos cuadros se comienza a ver septoria por debajo del umbral de aplicación y clorosis
por falta de radiación y/o lavado de nitrógeno que podría mermar el
rinde del cereal. En el caso de la cebada, avanzan más rápidamente las
enfermedades foliares como mancha en red y escaldadura.
Hay
un temor generalizado entre los productores por estos cambios
climáticos que serán cada vez más frecuentes. La falta de
infraestructura para soportar eventos de esta naturaleza y las
consecuencias en los cultivos, la logística, el tránsito de maquinaria
serán desafíos a afrontar. Los ingenieros analizan las fechas de
siembra, pulverización y cosecha para adaptarse a este nuevo escenario
climático. Se discute si conviene o no sembrar este año las zonas bajas o
anegables.
También se
está replanteando cómo hacer el maíz que se había decidido sembrar en
fechas tempranas. Faltan 20 a 30 días para la siembra y va a llevar un
buen tiempo que se normalice la situación hídrica de la porción este de
la región y el riesgo de sembrar con las napas tan altas, ante nuevas
lluvias, está haciendo repensar las decisiones. Por otro lado, los
preparativos de pre siembra los controles de malezas, en estas
circunstancias no se pueden hacer.
Mapa de agua útil trigo 20/8/15
Foto de cárcava en Arroyo Dulce, Buenos Aires.
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